Se desmorona show antiterrorista de Lady Malbec: dictan falta de mérito y liberan a los 3 detenidos de la causa

Actualidad - Nacional 16 de enero de 2024
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Se desmorona el show antiterrorista que montó la ministra de Seguridad Patricia Bullrich apenas iniciado el 2024. La Justicia dictó la falta de mérito y la “inmediata libertad” de los tres detenidos en el caso en que se investiga a una supuesta célula terrorista que iba a actuar en la Argentina y que se inició por una denuncia que hicieron las fuerzas de seguridad al mando de Bullrich.

¿Quiénes eran los integrantes de esa presunta célula? Un peluquero argentino y un profesor de tenis de mesa sirio-colombiano, quienes estaban detenidos. El eje del caso fue un personaje apodado "El Rubio", de características similares a las del espía ilegal Marcelo D’Alessio que dice haber prestado funciones en las Fuerzas Armadas y en las de Seguridad nacionales además de ser periodista free-lance. El Rubio fue quien acercó la información sobre un posible acto terrorista y también terminó apresado. Por la protección política de Bullrich y lo delicado de la acusación, en Comodoro Py dejaron el expediente abierto y si bien liberaron a todos los señalados, por ahora les prohibieron la salida del país a la espera de los resultados de nuevas medidas de prueba. Lo cierto es que tal como se desprende de la resolución de 22 páginas en que se dicta la falta de mérito y a la que accedió El Destape no hay un elemento que hasta el momento comprometa a los acusados con actos de terrorismo.  

El peluquero Ramón Domínguez y el profesor de tenis de mesa sirio – colombiano Naem Chatay Chassan así como el falso agente y supuesto periodista free-lance Juan Manuel Ledesma, alias “El Rubio”, recibieron este lunes la falta de mérito y fueron liberados por la jueza María Eugenia Capuchetti. Estaban acusados de “integrar una asociación criminal trasnacional de existencia ininterrumpida en el tiempo que se dedica a la organización y perpetración de atentados terroristas”. De acuerdo a la pomposa acusación impulsada por  Bullrich y que tuvo acogida en la jueza María Servini a fines de diciembre del año pasado, la organización “registraría actividades en distintos países de la región, en particular Colombia, desde donde se habría organizado la perpetración de un ataque -presumiblemente, con explosivos- a un inmueble localizado en el ámbito de esta ciudad vinculado a la colectividad judía”. Se creía que los explosivos podían provenir de Yemen. De acuerdo a lo que se desprende del expediente todo se asemeja más a un cuento de Osvaldo Soriano que al desbaratamiento de un atentado terrorista.

Hasta el momento, nada de lo denunciado pudo corroborarse. Todo lo contrario. De acuerdo a la jueza Capuchetti –la misma que no investigó en profundidad el atentado contra CFK y quedó a cargo de este caso- “las distintas medidas realizadas hasta el momento, en el especial el análisis de los dispositivos electrónicos incautados, no permiten tener por probado que Chassan, Domínguez y Ledesma tengan vinculación con el hecho que les fuera imputado. En efecto, no se pudo corroborar la existencia de la supuesta encomienda que iba a llegar al país y que fuera aludida en la información que dio inicio a esta investigación”.

Por ejemplo, en la causa consta que del análisis de sus dispositivos electrónicos “NO se hallaron archivos que revistan importancia” y “NO se obtuvieron registros que guarden relación con hechos de terrorismo.”

El show de Pato y el misterioso rol de "El Rubio"

El caso se inició luego de una denuncia que se impulsó desde el ministerio de Seguridad que encabeza Bullrich. La propia ministra dijo a la prensa el 3 de enero, luego de que se produjeran las primeras detenciones: “Estamos muy atentos estos días. Por los juegos macabeos el Presidente nos había pedido una atención especial y también por lo que está sucediendo en Medio Oriente. A partir de ahí se obtuvo una información de inteligencia brindada por una conjunción de elementos tanto de EE.UU. como de Israel como una información que recibió un miembro de Gendarmería que ha sido formado en antiterrorismo por parte de sus pares de Colombia. La doctora Servni de Cubría recibió esta información a partir de que la Dirección de Investigaciones Federales donde está el área Antiterrorismo de la Policía Federal la judicializó”.

La causa arrojó que la “conjunción de elementos” fueron otros. El dato del presunto ataque terrorista se inició de una forma mucho más precaria y tuvo por protagonista a Juan Manuel Ledesma, “El Rubio”, quien se llegó a presentar como supuesto agente inorgánico de la Embajada de los Estados Unidos algo de lo que luego se desdijo. En su indagatoria El Rubio, aseguró: “No soy un agente inorgánico de ningún cuerpo o fuerza de servicio de inteligencia, ni seguridad. Sí les presto servicios (…)”. Entre otras cosas, al estilo D’Alessio, aseguró que trabajó para una empresa española en Camerún y fue parte de una operación contra el grupo yihadista Boko Haram en el que rescató a niñas secuestradas. Otro dato curioso que dio Ledesma es que fue “integrante de la Marina Argentina, de la Policía Bonaerense y de la Legión Extranjera Francesa”, algo que aclaró en su indagatoria para que en caso de ser detenido se lo aloje “en un lugar acorde”. El Destape consultó al ministerio de Defensa por el presunto pasado Ledesma pero al cierre de esta nota no había obtenido respuesta.

El Rubio fue el eje central de este caso. Fue el que aportó lo datos para el impulso de la causa. Según narró en su indagatoria, entre el 14 y el 16 de diciembre lo contactó Gustavo, uno de los encargados del Hotel España, quien le contó que se alojaría allí “un ciudadano de Siria, con pasaporte colombiano” algo “que le parecía raro”. El Rubio, que dijo ser periodista free lance y ganar entre 3 mil y 5 mil dólares, explicó que había vivido dos meses en ese hotel por eso entabló una relación de amistad con los encargados. Ledesma relató que Gustavo lo llamó a él “porque sabe que me gustan este tipo de cosas para investigarlas, pueden salir lindos artículos periodísticos de estas cosas (…). Gustavo me llamó porque no es común que hubiera mucha gente de Siria en Colombia”. El encargado del hotel, Gustavo Eduardo Pardo Reimondez, confirmó la versión cuando prestó testimonio en la causa: dijo que “efectivamente él le había comentado lo de la reserva de Chassan” porque Ledesma “era periodista y cronista en temas internacionales e investigaciones”. “Aclaró que Ledesma en esa oportunidad le pidió los datos de esa persona, el nombre, apellido y el número de línea, y que él se los envió por WhatsApp”. Dijo haberle enviado “los datos escritos del nombre del huésped, como la fotografía de su pasaporte y el del contacto de la tercera persona que había gestionado la reserva”.

En su versión, El Rubio afirmó que apenas recibió la información se la pasó al agente de la Policía Federal Maximiliano Gerez, con quien habló el 27 o 28 de diciembre: “Yo esa información la recibí y se la entrego a un policía federal de apellido Gerez, Maximiliano Gerez, para ver si le interesaba investigar, y a mí me sirve para validarlo y hacer un artículo si sale positivo”, contó. También dijo que el agente ingresó al registro de Migraciones y chequeó “que el ciudadano ya estaba en el país”. ¿Cómo conoció a Gerez? Afirmó que por un “tema de los rulos financieros que estaba investigando” con anterioridad.

Según el relato de Ledesma, a los jefes de Gerez no les interesó el dato. Entonces le recomendó al policía que buscara a otra fuerza de seguridad interesada en la cuestión. La respuesta del agente fue que hablaría con un amigo gendarme. Según El Rubio, fueron con Gerez tanto a la AMIA –donde no habrían sido recibidos- y luego al edificio Centinela de la GNA a hablar con algún comandante. “Estábamos los tres. Fuimos a Gendarmería y nos atendió un asistente en la calle” quien les dijo que la PFA “ya tenía conocimiento del tema”.

Los datos que aportó El Rubio son relevantes porque según consta en el expediente, el 28 de diciembre, es decir cuando dijo que le pasó el dato al policía Gerez, “las autoridades policiales del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista de la Policía Federal Argentina iniciaron el sumario 059-71-000.144/20231 con motivo de una comunicación telefónica que recibieron por parte del personal de seguridad de la Embajada de Israel en Buenos Aires en la que se hizo saber que tenían información sensible para comunicar”. Desde la embajada informaron que les había llegado la información por intermedio de unos mensajes de WhatsApp que habían sido reenviados por un funcionario de la Gendarmería Nacional Argentina. Entre esos mensajes, se encontraba una fotografía del pasaporte de Naem Chatay Chassan, todo indica que la misma que el encargado del Hotel España le había enviado a El Rubio. Con el contenido de ese sumario se le dio intervención al juzgado de Servini, que se encontraba de turno con las fuerzas de seguridad.

Esto provocó las detenciones. Y las investigaciones. Que incluyeron intervenciones telefónicas, allanamientos y secuestros de dispositivos electrónicos del peluquero y el profesor de tenis de mesa. Luego se incluyó a El Rubio.

A esto se suma que al día siguiente del llamado de la embajada, hubo una consulta de la Policía de la Ciudad por otro llamado telefónico que se había efectuado al 911 en el que se comunicaba “que el 30/12/2023 ingresaría al país un hombre llamado Naem de nacionalidad sirio con pasaporte colombiano, que se alojaría en el Hotel España cercano a la Embajada de Israel y que llevaría consigo un paquete de 35 kg de explosivos". 

¿De dónde surge el dato del explosivo? También de la especulación de El Rubio. En su indagatoria, Ledesma contó que “días antes de Navidad me voy a cortar el cabello en la peluquería que está a la vuelta de mi domicilio sobre Rivadavia, y le pregunté a la peluquera por el que era mi peluquero que hacía mucho tiempo no lo veía, que es Domínguez”. Es decir, el otro detenido que tuvo el caso. La peluquera le dijo que la había metido en un problema. Ella le comentó que Domínguez, siempre según la versión del falso agente, "le había pedido permiso para recibir una encomienda en el local, que se lo mandaba supuestamente su hijo desde Estados Unidos". "Cuando me muestra el Whatsapp -dice El Rubio- veo el acuse de recibo de la encomienda, lo amplío y veo 'Yemen'. Veo que está a nombre de Domínguez y el peso era de 35 kg, no había un espacio para decir que era 3.5. Entonces me resulto más que curioso que llegara ahí un paquete de Yemen, conozco la zona, trabajé ahí, y que estuviera llegando una persona de Siria se me hacía raro. Armé mentalmente la cuestión, viene un Sirio con problemas en Israel y un paquete de Yemen que le está tirando misiles a Israel. En el mismo mensaje de whatsapp de la peluquera, decía que Domínguez decía que, si alguien lo iba a buscar o preguntar por el paquete, que ella dijera que no lo conocía”. En su indagatoria, El Rubio dijo que “de ahí lo envío a Gerez para ver si podía localizar el paquete, porque son envíos internacionales". "Hasta ahí fue la relación y todo el tema en sí. Vi que nadie le prestaba atención, de querer tomar información, averiguar algo sobre el tema que se veía muy sospechoso, y ahí los deje con el tema a ellos (…)”, concluyó Ledesma.

Lo relatado por El Rubio explica los “pasos oficiales” que se dieron en la causa.

Lo cierto es que no había ningún paquete de 35 kilogramos de explosivos. Al ser indagado, el peluquero Domínguez contó que se contactó con una mujer “por Messenger de la app Facebook hace aproximadamente 4 meses” con la que empezó a chatear y a conocerse. El punto es que cayó en una estafa. “Ella me dijo que quería conocer Argentina. Que también quería invertir dinero en este país. A las 2 semanas esta mujer que no recuerdo el nombre me dijo que me quería enviar un regalo para mí y para mi hija así como mandarme dinero por encomienda”. Él le pasó la dirección de la peluquería. “Yo le mandé una foto de esa factura a la peluquería ´Rubi´ para que me lo reciban. Rubí, que es la única peluquera, me dijo que no había problemas en recibirlo. Después de eso volví a chatear con la mujer y me dijo que estaba todo listo y que la encomienda ya había salido. Unos días después, recibo un llamado a las cuatro y media de la mañana que me dice: ´Señor Domínguez ya está su paquete, tiene que retirarlo en Ezeiza´”. Le pedían 900 dólares para retirarlo. Domínguez dijo que no pidió ningún paquete para retirar en Ezeiza y cortó la comunicación. Luego hizo la denuncia judicial de lo que le había sucedió, lo que fue acreditado en la causa. La denuncia por estafa de Domínguez se realizó el 1 de noviembre del año pasado en la UFI 4 de Avellaneda.

A su vez, el profesor de tenis de mesa sirio-colombiano, Naem Chatay Chassan, negó “completamente” la acusación en su contra. “No tiene nada que ver con la realidad. De todo lo que me mencionaron, a la única persona que conozco es a Carlos Bohorquez, que tengo su teléfono en mi celular y se pueden comunicar con él para confirmar lo que digo, por mi madre no puedo creer estar involucrado en esto”, dijo. Bohorquez fue quien hizo la reserva a su nombre en el Hotel España y es un profesor de tenis de mesa como él que da clases en Colombia.

Chatay Chassan, que fue detenido apenas llegó al país, le dijo a la Justicia que “lo único cierto de todo lo que me dijeron es que él me reservó el hotel, porque él sabe usar la internet y yo no tanto”, explicó. Y contó que vino a radicarse “con la finalidad de abrir un club de tenis de mesa. Incluso fui a la embajada de Argentina en Bogotá dos veces para ver qué papeles tenía que traer. En esta oportunidad el hotel me lo reservó mi amigo Carlos Bohorquez, con el que jugamos ya varios torneos. A la llegada me iba a alojar en el Hotel gran España. La reserva la hizo por internet, con su whatsapp, desde Colombia”, añadió.

Con estos elementos, Capuchetti ordenó la libertad de los tres detenidos y les dictó la falta de mérito. “Considero que el cuadro probatorio incorporado en los presentes actuados vinculado a la participación de Chassan, Domínguez y Ledesma en el hecho que les fuera imputado resulta, de momento, insuficiente” para avanzar con su procesamiento, sostuvo.

“De momento, no se ha incorporado elemento de prueba que permita corroborar la hipótesis investigada y que formó parte de la imputación mencionada”, señaló. Y, todo indica que para proteger a Bullrich, agregó que “la situación de los nombrados plantea una serie de interrogantes que aún deben esclarecerse para dictar una decisión conclusiva en alguno de los sentidos dispuestos por el ordenamiento ritual”, es decir, para dictar el procesamiento o el sobreseimiento de los acusados. Por eso se inclinó por la falta de mérito y delegó la instrucción en la fiscalía Nº 1 a cargo de Ramiro González, que ordenará nuevas medidas de prueba para terminar de despejar las pocas dudas que al parecer aún le quedan a la Justicia.

Sin ir más lejos, la propia jueza Capuchetti afirmó en su resolución de este lunes que “las distintas medidas realizadas hasta el momento, en el especial el análisis de los dispositivos electrónicos incautados, no permiten tener por probado que Chassan, Domínguez y Ledesma tengan vinculación con el hecho que les fuera imputado. En efecto, no se pudo corroborar la existencia de la supuesta encomienda que iba a llegar al país y que fuera aludida en la información que dio inicio a esta investigación”. Incluso, agregó que “debe mencionarse que tampoco arribaron al país las otras dos personas que iban a acompañar a Chassan y que fueron mencionadas al momento de la denuncia”.

Es decir, no hay ningún elemento de los denunciados por Bullrich que se haya acreditado en la investigación judicial. Todo fue puro show.

Por Franco Mizrahi / El Destape

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