Cultura de lo social en las organizaciones para fidelizar talento de alto impacto
La cultura organizacional juega un papel clave a la hora de delimitar un entorno de trabajo que fomente el desarrollo de las personas y su bienestar, y que por ende, impacte directamente en la capacidad de ejecución de la organización.
El futuro se crea hoy. No hay tiempo que perder cuando de desafiar las convenciones establecidas se trata, más aún desde propuestas audaces que permitan cambiarle la vida las personas.
Y es que el trabajo ocupa, al menos, el 50% de nuestro tiempo y es más que un medio para ganarse la vida. Para muchos, es la fuente de realización y satisfacción, un espacio para hacer realidad sus aspiraciones.
Una cultura bien definida no solo ofrece a los colaboradores un sentido de propósito, sino que también alinea sus valores con la misión de la empresa. Además, contribuye a crear un ambiente positivo y crea una conexión entre los colaboradores y la organización.
Cuando la cultura permite a las personas sentirse valoradas, contenidas y respetadas, son más elevadas las posibilidades de consolidar un equipo y que todos trabajen en conjunto por la misma causa.
Potenciar la cultura de lo social
En este sentido, la construcción de una cultura de lo social en las empresas se vuelve esencial, no solo como un factor de atracción de talento, sino como un elemento crucial para la fidelización y el rendimiento a largo plazo.
En tiempos donde la elección del lugar de trabajo es crucial, una cultura saludable, que abarque elementos como el respeto, la igualdad de oportunidades, la empatía y la flexibilidad, se convierte en un activo invaluable.
En esta nueva etapa es fundamental que quienes forman parte estén alineados al propósito de la organización. Esto impacta positivamente en la consolidación de los equipos al disminuir la rotación y aumentar la productividad.
Es nuestra responsabilidad empoderar a las personas mediante el conocimiento, transformando el acceso, la elección y cocreación del futuro del trabajo desde Latinoamérica para el mundo.
La atracción de talento no se trata solo de competencias técnicas, sino también de compromisos y valores compartidos. Las empresas comprometidas con propósitos más allá de la rentabilidad financiera se han vuelto magnéticas para profesionales en busca de significado en su trabajo.
La flexibilidad, la elección y la igualdad de acceso a oportunidades forman la esencia de una cultura basada en el propósito. La conexión del talento con los valores de la empresa se logra a través de la escucha empática, la innovación y la colaboración.
En un entorno remoto y diverso, la transparencia y la confianza son pilares esenciales para construir una cultura sólida y compartida.
La transmisión efectiva de la cultura requiere iniciativas concretas. Las dinámicas virtuales, encuentros de team building y programas que facilitan la conexión personal entre miembros del equipo son esenciales, especialmente en organizaciones distribuidas geográficamente.
La comunicación constante de la cultura se convierte en una tarea diaria, asegurando que cada interacción interna y externa refleje los valores y el propósito de la empresa.
Nota:iprofesional.com