Dolarización: devaluación, menor salario y pérdida de soberanía

Economía 24 de abril de 2023
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La propuesta de adoptar el dólar estadounidense como dinero de curso legal en Argentina ha tomado notoriedad nuevamente debido a las expresiones de Javier Milei, quien plantea eliminar los bancos centrales, pero evidentemente no al de Estados Unido, la Reserva Federal.

La dolarización supondría, entre otras cuestiones, una conversión rígida del peso con el dólar que en la actualidad implicaría de manera aproximada que u$s 1 sea equivalente a $10.000, una relación de cambio 50 veces mayor que la actual.

Por esto, la primera consecuencia de la propuesta de dolarización es una gigantesca devaluación.

Devaluación: menor salario

Para simplificar, con una devaluación de esta magnitud, la mayoría de los precios de la economía seguirían el incremento del dólar. Sin embargo, los salarios quedarían igual. Entonces, una consecuencia necesaria de la medida es la reducción violenta de los salarios.

Este fenómeno se vivió de manera reciente en el período 2016-2019 debido a las políticas implementadas por el gobierno de Juntos por el Cambio, con un deterioro del salario real del 20% en el caso del trabajo registrado. Esto también ocurrió en la última dictadura militar: donde el salario pasó de tener una participación aproximada en el PIB del 50% al 30% y con un producto menor, que es otra forma de apreciar el mismo fenómeno.

Ambos períodos dejaron condicionados a los gobiernos posteriores mediante el abultado endeudamiento en dólares.

En el hotel Llao Llao, en estos días, hubo quienes discreparon con la dolarización aunque pusieron énfasis en la devaluación, como en el caso de Rodríguez Larreta. Allí, el poder económico local o “círculo rojo” que tomó deuda en dólares en la última dictadura y luego fue estatizada por Cavallo en 1982, aplaudió todas las propuestas devaluacionistas, entre otras razones porque todas tienen la reducción del salario como consecuencia.

Estos sectores transnacionales también son responsables de la tendencia dolarizadora en Argentina porque sacan de la órbita local buena parte de sus excedentes en dólares para invertirlos en otras naciones: Entonces, en principio, no faltarían dólares en la economía local sino que se utilizan en el extranjero.

La escasez relativa de dólares presiona su valor al alza, por lo que su relación de cambio con el peso cambia: se necesitan más pesos por dólar. La sociedad fue acostumbrándose a este fenómeno en las últimas décadas y, al intentar cubrirse de la devaluación comprando dólares, la retroalimenta.

Por este motivo, estos mismos sectores intentan cercar al gobierno nacional -más allá de errores propios-, vaciando las reservas del BCRA. No están solos, no son los únicos: Estados Unidos y el FMI son la otra cara de la misma moneda.

Dolarización: pérdida de soberanía

Más allá de los sentimientos, la soberanía tiene consecuencias prácticas de primer orden. La dolarización implica, entre otros aspectos, perder la política monetaria y ser más dependiente de Estados Unidos, en un momento en que Brasil, China y otras naciones aceleran el proceso de intercambio comercial sin mediación del dólar, con sus dineros nacionales.

De manera simplificada, Estados Unidos y el FMI extorsionan a la Argentina para que ésta no se suba al tren de la desdolarización, so pena de enviarla al abismo por la escasez de dólares.

En el trabajo de Noemí Brenta “Historia de las relaciones entre Argentina y el FMI”, se analizan distintos intentos del organismo de “dolarización plena en la Argentina”. Con el trauma de la hiperinflación y el peso muy devaluado, pudo implementarse la convertibilidad que detuvo la inflación con enorme consenso social, previamente privatizando empresas públicas, como parte de las imposiciones y para acumular reservas que sustentaran la conversión.

En la etapa final del modelo, el FMI condicionaba su apoyo a la implementación de la dolarización. La autora señala algunos “vaivenes del FMI sobre la dolarización plena”. Un momento de insistencia fue con “el avance de las negociaciones del ALCA”, que era la anexión de Argentina a la zona del dólar. Como en este preciso momento.

Resta decir que, aunque parezca de casi imposible implementación por sus consecuencias sociales, nunca deben darse por descartadas las fuerzas dolarizadoras, que tienen a la devaluación como su primera etapa y punto de acuerdo con quienes quieren un salario más bajo.

Por Pablo Ferrari / Economista UBA-UNdA * Ámbito Financiero

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