La desaparición del vuelo de Malaysia Airlines y la estremecedora teoría del piloto suicida que lo estrelló en el mar

Historia29 de enero de 2023
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“Declaramos oficialmente que el vuelo MH370 de Malaysia Airlines fue un accidente y que se presume que los 239 pasajeros y tripulantes a bordo perdieron sus vidas”, decía el frío comunicado del director del Departamento de Aviación Civil de Malasia, Azharuddin Abdul Rahman.

La fecha que lo encabezaba marcaba el 29 de enero de 2015, diez meses y 21 días después de que el Boeing 777, uno de los aviones más seguros del mundo, desapareciera sin dejar rastros en algún lugar del trayecto entre Kuala Lumpur, en Malasia, y Beijing, China, con 222 pasajeros y 17 tripulantes.

El anuncio, hecho según las reglas de Aviación Civil Internacional, era necesario para que los familiares de las víctimas obtuvieran la indemnización. También era una manera de cerrar, al menos oficialmente, uno de los misterios más inquietantes de la historia de la aviación comercial del mundo.

El último contacto del avión con tierra se había producido exactamente a la 1.20 de la madrugada del 8 de marzo de 2014 en el huso horario correspondiente a la República Socialista de Vietnam.

“Malaysia 370 contacta con Ho Chi Minh 120, buenas noches”. La voz del comandante Zaharie Ahmad Shah quedó registrada fuerte y clara en la grabación del control aéreo vietnamita.

“Buenas noches, Malaysia 370″, respondió el controlador.

Después de eso, nada. Con la desaparición del vuelo se inició un misterio aún no resuelto, plagado de hipótesis contradictorias, búsquedas fracasadas, hallazgos parciales, sospechas de restos plantados, una teoría de terrorismo, otra de suicidio y hasta una versión de abducción extraterrestre.

Lo único cierto casi nueve años después es que no sabe casi nada y que los pocos restos e indicios encontrados distan mucho de explicar qué fue lo que realmente pasó. Aunque en los últimos años, un hallazgo y varios indicios dirigieron todas las sospechas hacia un solo punto.

El comportamiento del piloto, de 53 años y con más de 30 de experiencia en vuelo, está en el centro de los interrogantes que interpelan al misterio.

…Y de pronto desapareció

El Boeing 777-200ER, modelo 2H6ER, de Malaysia Airlines despegó en horario, a las 00.41 de la madrugada, del Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur. El vuelo –designado con el código MH370 de la aerolínea malaya y con el CZ748 por China Southern Airlines– tenía un tiempo estimado de cinco horas y media hasta aterrizar en su destino, el Aeropuerto Internacional de Beijing.

Se trataba de un vuelo rutinario –ese trayecto, ida y vuelta, se realizaba más de una vez al día– en una de las aeronaves de pasajeros más confiables del mundo. Hasta ese día, el Boeing 777 tenía uno de los mejores récords de seguridad de la aviación.

Desde su primer vuelo, en junio de 1995, solo se registraban dos incidentes graves protagonizados por ese modelo. En enero de 2008, 47 pasajeros resultaron heridos cuando cristales de hielo en el combustible del vuelo 38 de British Airways le hicieron perder potencia y aterrizar de emergencia en el Aeropuerto de Londres-Heathrow. En julio de 2013, tres pasajeros murieron y 181 resultaron heridos cuando un error del piloto causó el aterrizaje forzoso del vuelo 214 de Asian Airlines en la aproximación final al Aeropuerto Internacional de San Francisco.

La mayoría de los expertos en aviación coincidía en que el 777 de Boeing era un avión casi perfecto en materia de seguridad.

Cuando el piloto se comunicó a la 1.20 con el control aéreo del Aeropuerto de Ho Chi Minh, en Vietnam, el avión aparecía en el radar colando sobre el Mar de China, a pocos kilómetros de la frontera con Malasia. Minutos después su señal desapareció de las pantallas. A las 2.40, los controladores vietnamitas avisaron a Malaysian Airlines que el avión estaba desaparecido.

El vuelo MH370 no emitió ninguna señal de socorro, ni reportes de mal tiempo ni de problemas técnicos y cuando se comunicó por última vez tenía combustible para casi ocho horas de vuelo, más que suficiente para llegar a su destino. Después de volar sobre Vietnam, el Boeing debía entrar en los espacios aéreos de Tailandia y de China. Nunca pasó por ahí.

Las operaciones de búsqueda comenzaron casi de inmediato, primero con aeronaves y barcos chinos y malayos; en los días siguientes una decena de países más aportarían recursos para buscarlo.

Ni un rastro. El Boeing 777 de Malaysian Airlines se había esfumado.

Las primeras hipótesis

Para conocer las causas de un accidente aéreo son necesarias muchas pruebas: cajas negras, comunicaciones desde y hacia el avión, análisis de los restos del accidente, registros de seguridad de los aeropuertos, imágenes satelitales, entre muchas otras. En el caso del vuelo MH370 no había casi nada.

Las investigaciones –porque no fue una, sino varias– avanzaron con lo que tenían y pronto aparecieron algunos datos, a veces apenas indicios, que permitieron elaborar algunas hipótesis.

La revisión a fondo del registro de pasajeros, comprobando sus identidades más allá de la documentación con la que había embarcado, arrojó un primer dato sospechoso. Dos de ellos habían utilizado pasaportes que resultaron falsos.

Uno pertenecía a un ciudadano austríaco y otro a un italiano que tiempo atrás habían denunciado los robos en sus países de origen. Las dos personas que embarcaron con esos pasaportes –cuyas identidades siguen siendo un misterio– habían comprado los boletos de avión en la misma agencia y al mismo tiempo, una razón más para sospechar.

Si los dos sujetos eran terroristas dispuestos a inmolarse, las posibilidades eran tres: que hubieran hecho estallar el avión con un artefacto explosivo que no fue descubierto por la seguridad del aeropuerto de Kuala Lumpur, que hubieran intentado tomar el avión para perpetrar un atentado similar al de las torres Gemelas, o que desde el mismo interior del avión hubieran hackeado las computadoras de vuelo para hacerlo caer.

No era imposible, pero por lo menos dos de los tres casos, el piloto o el copiloto habrían tenido tiempo de dar un aviso y eso no había ocurrido.

Otra hipótesis apuntaba a que el avión había sido derribado por un misil. Se sospechó que, por razones desconocidas, el avión se había acercado en demasía –fuera de su ruta– a la isla Diego García, en el Océano Índico, donde los Estados Unidos tienen una base misilística. Ante la presencia de un avión desconocido y el temor a que se tratara de un intento de estrellarlo contra la base, le habrían disparado con un misil.

El gobierno estadounidense desmintió enfáticamente la versión, pero como en el caso del vuelo 007 de Korean Airlanes derribado por un misil soviético en septiembre de 1973, cuando se trata de un escenario de guerra, la primera víctima es la verdad.

Otras dos hipótesis esbozadas en un primer momento bordeaban el delirio.

Según una, el piloto había desviado el avión y lo había aterrizado en un lugar desconocido para ser utilizado en un atentado terrorista en el futuro. La otra proponía que el Boeing 777 había sido abducido por una enorme nave extraterrestre y que por eso no se encontraban sus restos.

Aparecen algunos restos

El 24 de marzo de 2014, es decir 16 días después de la desaparición del vuelo, un satélite chino detecto los posibles restos de un avión en el Océano Índico, a 2.500 kilómetros de la ciudad de Perth, muy por fuera de la ruta del vuelo MH370.

Al día siguiente, otro satélite detectó dos más, a casi mil kilómetros de distancia de los anteriores. No se pudo recuperar ninguno de ellos, porque, según los registros satelitales, estaban hundidos a más de 4.000 metros de profundidad.

Un mes después se pudieron recuperar otros restos flotando en el Índico, pero ninguno correspondía al avión.

En julio de 2015 aparecieron otros restos –entre ellos un flap- en la costa de la isla Reunión, esta vez sí pertenecientes al Boeing 777 de la aerolínea malaya, pero por su ubicación hubo sospechas de que habían sido llevados allí y plantados. Otro ingrediente inquietante se agregó así al misterio.

Hasta hoy se han encontrado 33 posibles piezas de Boeing 777 en seis diferentes países, en aguas o tierras que en algunos casos están separadas por miles de kilómetros. En no todos los casos se tiene la certeza de que pertenezcan al avión perdido de Malaysian Airlines.

Sospechas sobre el piloto

Con el correr de los meses, entre todas las teorías hubo una que fue cobrando cada vez más fuerza: el piloto malayo Zaharie Ahmad Shah, a quien varios compañeros habían notado deprimido porque su mujer lo había abandonado, había estrellado deliberadamente el avión contra el mar para suicidarse y llevarse con él a otras 238 personas.

Para hacerlo –según esta hipótesis– el piloto se habría desviado de la ruta para luego bajar 12.000 metros y despresurizar la cabina, dejar a los pasajeros inconscientes –lo que explicaría que nadie hubiera enviado un mensaje de auxilio– y dejar al avión en piloto automático para que cayera al mar una vez agotado el combustible. Para que se acabara el combustible habría marcado en el piloto automático un “vuelo en circuito de espera”, o dicho más sencillo, dejó al avión dando vueltas y vueltas en el aire hasta que se apagaron los motores.

En la casa de Zaharie Ahmad Shah, los investigadores habían encontrado algo inquietante que les permitía sustentar la posibilidad del suicidio del piloto. El comandante tenía un simulador de vuelo en el que había ensayado la ruta Kuala Lumpur-Beijing, rutas alternativas y también un vuelo en circuito de espera.

El comandante suicida

A mediados de 2018, un equipo del programa de televisión australiano “60 Minutes”, que incluyó a especialistas de aviación, al ex jefe de la Oficina de Seguridad de Trasporte australiana que estuvo a cargo de las investigaciones sobre el accidente y a un oceanógrafo, presentó “la teoría más probable” –así se la llamó- sobre los últimos momentos del vuelo desaparecido en 2014.

Después de estudiar toda la información disponible sobre el vuelo, los expertos coincidieron en que en los últimos instantes del vuelo MH370 posiblemente todos los pasajeros y tripulantes, a excepción del comandante Zaharie Ahmad Shah, estaban inconscientes.

En dos oportunidades, dijeron, el piloto dio un giro hacia la izquierda. Y pusieron la mira en un pequeño desvío cerca de la ciudad de Penang, en Malasia, donde vivía el Zaharie Ahmad Shah. “Fue como si quisiera despedirse”, señalaron.

“El capitán Zaharie movió el ala para ver Penang, su ciudad natal”, aseguró Simon Hardy, un piloto de Boeing 777 e instructor de vuelo. “Si mirás atentamente, podés ver que es un giro a la izquierda, y luego comienza un largo giro a la derecha. Y luego gira hacia la izquierda. Así que pasé un largo rato pensando sobre qué podría ser, la razón técnica detrás de esto, y después de dos meses, tres meses pensando sobre el asunto, finalmente tuve la respuesta: alguien estaba mirando por la ventana”.

Según esta teoría, Zaharie despresurizó el avión, dejando inconscientes a todos los pasajeros que no tenían una máscara de oxígeno. Eso explicaría que mientras se desataba la tragedia no hubo ningún pedido de ayuda, ni mensajes de adiós, ni intentos de llamados de emergencia que fracasaron en conectarse.

“El punto más debatido es el momento en que el piloto apagó el transpondedor, despresurizó el avión, lo cual dejó inconscientes a los pasajeros”, sostuvo Larry Vance, un experimentado investigador de Canadá. “Se estaba matando. Desafortunadamente, estaba matando a todos a bordo. Y lo hizo a propósito”.

Cómo pudo desaparecer

La pregunta clave que se hicieron los investigadores fue: ¿Cómo pudo un moderno avión rastreado por radares y satélites simplemente desaparecer?

Según ellos fue posible porque Zaharie, quien tenía casi 20 mil horas de vuelo de experiencia y hasta había construido un simulador de vuelo en su casa, sabía exactamente cómo hacerlo.

Una prueba, según Hardy, sería que en un momento voló cerca de la frontera entre Malasia y Tailandia, entrecruzando el espacio aéreo de ambos países. De esta manera ningún país vería el avión como una amenaza porque estaba en el límite entre los dos espacios aéreos. “Los controladores de ambos países no se molestaron por este misterioso avión porque ‘¡Oh!, se fue, no está más en mi espacio aéreo’”, dijo el experto.

“Si me hubieran encargado esta operación para desaparecer un 777, habría hecho lo mismo. Por lo que sé, es un vuelo muy preciso y él hizo el trabajo”, explicó.

Estrellado en el mar

El año pasado, el ingeniero británico Richard Godfrey y el cazador de restos del vuelo MH370, el estadounidense Blaine Gibson, sostuvieron que tenían pruebas de que el avión fue estrellado de manera intencional en el mar, lo que coincide con la teoría de los expertos convocados cuatro años antes por el programa “60 minutes”.

Se basaron en una de las pocas piezas encontradas, una compuerta del tren de aterrizaje. Por el estado de la pieza, dedujeron que el piloto bajó las ruedas de la aeronave en los últimos segundos del vuelo, con intención de destruir el avión con el impacto contra el mar.

Según el informe de los dos expertos, citado por el diario británico The Sun, cuando hay un aterrizaje de emergencia en el agua no se debe bajar el tren de aterrizaje, porque eso aumenta las posibilidades de que el avión se fracture en varios pedazos. Además, bajar el tren de aterrizaje también aumenta las probabilidades de que la nave se hunda con mayor velocidad, algo que limita las posibilidades de los pasajeros que sobrevivan al impacto de abandonar la nave.

“La combinación del impacto de alta velocidad planeado para romper la aeronave y el tren de aterrizaje extendido que podría hundir la aeronave lo más rápido posible muestran una clara intención de ocultar la evidencia del accidente”, escribieron Godfrey y Gibson en su informe.

Y agregaron: “La posibilidad realista de que se bajara el tren de aterrizaje exhibe tanto un piloto activo en un intento de asegurarse de que el avión se hundiera lo más rápido posible después del impacto”.

Sin embargo, más allá de las teorías, el informe final de la Autoridad de Seguridad de Transporte de Australia es tajante: no se pueden establecer con certeza las razones de la desaparición del vuelo MH370 con sus 239 personas a bordo.

El enigma está lejos de ser resuelto.

Nota:infobae.com

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