Ingreso y hegemonia

Actualidad 31 de octubre de 2022
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La economía argentina muestra en su evolución tasas de crecimiento contundentes para el último tiempo pero acompañadas con una distribución del ingreso que permanece con un fuerte deterioro regresivo, luego de un largo período de aumento de la participación por parte de quienes se apropian el excedente y del descenso de quienes perciben ingresos fijos. Mientras tanto, la tasa de desempleo cae, pero los salarios reales no se recuperan, peor aún, siguen su descenso. Este escenario económico es completado por una dinámica del nuevo empleo en la cual el peso del trabajo informal es alto. El informe sobre situación del mercado de trabajo n°10 correspondiente al mes de octubre publicado por CIFRA-CTA, da cuenta entre otras conclusiones relevantes, las siguientes –transcriptas textualmente-:

  • En la evolución reciente del mercado laboral resalta el contraste entre un empleo creciente y una tasa de desocupación en baja con la trayectoria de los salarios, que no sólo no se recuperan sino que incluso disminuyen en términos de poder adquisitivo.
  • Cabe señalar, sin embargo, que la expansión del empleo ocurre en paralelo con un deterioro de su calidad, ya que se observa un aumento relativo mayor de los trabajadores asalariados no registrados, quienes no sólo se ven privados del ejercicio de sus derechos laborales y del acceso a la seguridad social sino que tienen niveles de ingresos significativamente inferiores. Los asalariados no registrados pasaron de ser el 33,3% del total de asalariados en el último trimestre de 2021 al 37,8% en el segundo trimestre de 2022.
  • A pesar del aumento del empleo y los niveles relativamente bajos de desocupación, los ingresos laborales no sólo no logran recuperarse sino que han sufrido una nueva pérdida de poder adquisitivo, ante la aceleración de la inflación durante el año en curso. Así, el ingreso laboral promedio del segundo trimestre de 2022 es 7,7% inferior en su poder de compra respecto del mismo trimestre del 2021. Dado que estos ingresos arrastraban una pérdida significativa materializada en los últimos años del gobierno de Cambiemos, cuando se compara el ingreso real del segundo trimestre de 2022 con el del mismo trimestre de 2017 se advierte una caída de 24,3%.
  • La caída de los salarios se verificó incluso para los asalariados registrados, quienes se ven cubiertos por las negociaciones paritarias periódicas. El salario registrado promedio tuvo varios meses en los que perdió contra la inflación desde fines del año pasado. Así, entre noviembre de 2021 y julio de 2022 acumuló una caída real de 3,4%, quedando 1,4% por debajo del nivel que exhibía en diciembre de 2019. La pérdida real resulta sustantivamente mayor cuando el poder de compra del salario se mide en alimentos. La capacidad de compra de alimentos del salario promedio registrado en julio de 2022 resultó 6,4% menor que la de diciembre de 2019 y 23,8% inferior a la de diciembre de 2015.
  • el salario mínimo, vital y móvil real entre 2021 y 2022 osciló en un nivel que quedó 30% por debajo del de 2015, cuando es un referente importante para el nivel salarial, incluso de quienes no están registrados.
  • Debido a la disminución real de los ingresos familiares, y de los ingresos laborales en particular, la pobreza volvió a incrementarse en el segundo trimestre de este año. La incidencia de la pobreza fue de 38,5% en ese período, es decir que alcanza a 17,8 millones de personas. A su vez, el porcentaje de personas cuyos ingresos no alcanzan siquiera para adquirir la Canasta Básica Alimentaria, fue de 9,4%, el equivalente a 4,3 millones de personas.

Estas reflexiones elaboradas por Mariana González y Cecilia Garriga revelan la realidad de la economía argentina. Pese al batir del parche  del crecimiento económico acontecido, la concentración del ingreso persiste, la formalidad del trabajo se deteriora, el salario real cae, lo hace aún más profundamente si se lo mide frente a la suba de los precios de los alimentos, la parte de la población que vive en la pobreza aumenta sustantivamente. El salario de referencia de la economía está por el piso, e incluso descienden los salarios del sector formal que negocia en paritarias, lo que reafirma la necesidad de intervenir los precios de la economía para frenar el desborde revanchista que llevan a cabo sus formadores.  El FMI feliz, mientras la inflación se desborda y se licúa el gasto público, y la capacidad de consumo de la población, la política fiscal y monetaria llevan a una futura probable disminución del nivel de actividad; así, se completaría una lógica de ajuste que favorecería la atención de los servicios leoninos de la deuda refinanciada. 

A continuación se muestran una serie de gráficos elaborados por el INDEC, el Ministerio de Economía y los centros de investigación CEPA y CIFRA-CTA  que son ilustrativos de lo afirmado precedentemente.

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El gráfico precedente muestra la evolución del PBI viéndose una recuperación en el año 2021 que continuará en el 2022, que es mostrada como un éxito en la recuperación de la economía, no obstante lo cual el valor del 2022 apenas supera el del 2015.

En el gráfico siguiente se muestra que tanto en promedios semestrales como en mediciones punta a punta la distribución del ingreso siguió empeorando, a pesar de la recuperación del crecimiento del Producto.

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En el gráfico precedente queda expuesto el derrumbe del salario real desde el año 2015 en adelante, siendo el extremo la caída de más del 30% en las remuneraciones de los trabajadores no registrados.

En el siguiente resulta evidente que la caída de la tasa de desocupación no tiene el habitual impacto positivo sobre los salarios.

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Este último gráfico exhibe el índice Gini que mide la distribución personal del ingreso, cuanto más bajo es el índice más igualdad distributiva refleja. Esa situación tiene su mejor desempeño en el año 2015. En 2016 se produce un fuerte empeoramiento. El año de la pandemia es el de peor distribución después del fin del ciclo de los tres gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Pese a la muy grave situación económica-social,  el gobierno e integrantes de la gestión económica se ufanan del crecimiento del PBI. El discurso que circula es que el crecimiento creará un clima propicio para la redistribución. Sin embargo el gobernador de la Provincia de Buenos Aires se diferenció y reclamó un urgente acometimiento de una política redistribucionista.

En realidad la idea de que el crecimiento por sí sólo provocará una redistribución del ingreso, es la ilusión del derrame. Esgrimirla resulta consistente con las declaraciones entrometidas del embajador del Imperio y de los funcionarios del FMI, cuando señalan que el país debe apoyar las actividades que son competitivas internacionalmente. Hacen concurrir tres objetivos buscados por Estados Unidos y el organismo multilateral en el cual esa superpotencia es el único miembro que tiene poder de veto:

  1. Que las exportaciones del país sean lo más voluminosas posibles para que entren los dólares necesarios para servir la deuda con el FMI y los acreedores privados, cuya ingeniería de pago está diseñada para forzar al país a recaudar dólares raudamente sin reparar en el cómo lo hace.
  2. La especialización del país en las ramas tradicionales en las que lo ha hecho en el pasado, incorporando sectores ligados a ellas. Además de emprender nuevas producciones ligadas a la explotación minera, metalífera o petrolera y gasífera. La inserción exportadora de esas características ha de favorecer la participación en la división internacional del trabajo, adoptando, en un mundo multilateral, el alineamiento con Occidente sin inconvenientes. Inversamente a la vocación nacional-popular por construir una diversificación productiva en una América Latina unida y vinculada al mundo como protagonista con densidad y autonomía.
  3. Crecer rápido para pagar como está diseñada la caída de vencimientos resulta imposible, pero el objetivo es la acumulación de divisas que le permita al país refinanciar su deuda tanto con nuevos préstamos del FMI como de los mercados voluntarios de crédito. Lo que implicará su inserción en la financiarización.

La estrategia de endeudamiento del país, en el volumen en que aconteció durante el gobierno de Rejuntados por el Cambio, estuvo dirigida a definir una política para el futuro. La Argentina asumió equivocadamente en el momento en que el Presidente Alberto Fernández y el ministro Martín Guzmán refinanciaron la inservible e impagable deuda —que tomó el empresario lobista Macri, en componenda con sus ministros amigos de los fondos financieros y de la comunidad financiera internacional Prat Gay, Dujovne y Caputo y los intelectuales orgánicos del poder económico de cualquier grupo y factor, Hernán Lacunza y Federico Sturzenegger— que ese endeudamiento debía ser honrado tomando como principio de comportamiento la continuidad jurídica del Estado. Fueron acompañados por la mayoría de los diputados y senadores por razones diferentes. Los de Rejuntados por el Cambio porque obedecen los dictados del poder económico local y de los centros financieros internacionales. Ellos se pelean por cargos, porque las ideas y medidas no constituyen su debate, son insumos que les vienen dados por las corporaciones. En cambio la mayor parte de los votos a favor del acuerdo que surgieron de los bloques del Frente de Todos, provinieron de una mal entendida disciplina construida bajo la invocación del argumento posibilista más vulgar: “El acuerdo es malo pero es el mejor posible y es siempre mejor pagar que no hacerlo”. Lejos de lo que Aldo Ferrer comentaba respecto a que significa negociar, el autor del libro  La Economía Argentina decía que había que sentarse con voluntad de acordar pero con la claridad necesaria respecto a que si resultaba imposible de llegar a un arreglo aceptable correspondía hacer uso del derecho de levantarse e irse. Esto que decía Ferrer diferencia una negociación de una súplica.

Crecer para exportar es concentrar el ingreso

El crecimiento rápido tirado por las exportaciones conduce a una redistribución regresiva del ingreso. Los estímulos de la política económica dirigidos a los sectores con ventajas naturales basadas en rentas y en ganancias de los complejos con maduración de eficiencia para competir internacionalmente suponen varias cosas:

  • Un tipo de cambio alto en términos relativos para promover esas exportaciones. Ese tipo de cambio alto se traslada a los precios internos, muchos de los cuales impactan en los precios de productos esenciales para la vida de los sectores populares, como los alimentos.
  • En un proyecto de estas características los salarios son un costo para los grupos económicos que resultan los actores del mismo. Por lo tanto, quienes son los empresarios participantes de esta estrategia clamarán por la baja salarial.
  • La especialización de la economía nacional se asimila a la lógica del modelo de la economía primaria exportadora, ahora complejizada relativamente por la introducción de procesos de industrialización —la mayoría con poco valor agregado— pero asumiendo un papel subordinado en la esfera internacional, típica de los países que venden commodities y no exportan productos diferenciados, que son los que requieren de un esfuerzo mayor de la ciencia y tecnología.
  • El mercado interno ocupa un plano menor, debiéndose ajustar a la dinámica que imponen los sectores internacionalizados. Porque se adoptan regímenes de economías abiertas y, entonces, deben competir con bienes importados. Como la lógica es de salarios bajos su desarrollo estará limitado por la demanda deprimida para el consumo nacional. En la demanda agregada el consumo interno pierde peso, mientras la dinámica descansa en las exportaciones.
  • Esta lógica lleva a una concentración del ingreso en la cúpula de la pirámide, por la acumulación de ganancias en los sectores tradicionales del complejo agroindustrial y los que venden servicios a éstos. Más algún desarrollo industrial en sus ramas proveedoras.
  • Es un crecimiento para pocos que aumentará la exclusión de sectores populares de la economía formal, con un crecimiento de la informal que sumará a los trabajadores expulsados de la economía del sistema.
  • Los bienes que se producirán serán para el consumo de la minoritaria parte de la sociedad que tendrá posibilidad de una extensa participación en el mercado. El resto, los excluidos, quedarán remitidos a los límites y márgenes de aquél, para comprar soló una parte menor de mercaderías, en general para consumos básicos. La suntuarización del consumo conllevará un aumento del gasto de divisas en importaciones de productos sofisticados. Así la definición supuestamente táctica de acumular divisas como se pueda, conduce a una construcción estratégica regresiva de la estructura económico-social.
  • La reducción del tamaño del Estado será reclamada por un poder económico que militará la posición favorable a que la economía se comporte con la hegemonía de las decisiones mercantiles, así unas decenas de grupos económicos se constituirán en el gobierno real del país.
  • Una reprimarización de este carácter pospondrá por añares la construcción de una economía unida de América Latina. La democracia será vaciada desde su interior con un Estado chico, pasivo, descomprometido con una ampliación de los servicios sociales, muchos de los cuales volverán a ser puestos en manos de empresas privadas que los convertirán en mercancías, mientras los patrones de esas empresas podrán ser una parte secundaria de la alianza que sostenga ese proyecto.
  • Este es el país deseado por Marc Stanley y Kristalina Georgieva para la Argentina. El cumplimiento del acuerdo con el FMI arrastra a la Nación como un río tormentoso hacia esta arquitectura de la economía.

Distribuir el Ingreso, condición para el desarrollo

Antagónicamente, una condición fundamental para que el crecimiento contribuya a un desarrollo nacional autónomo con justicia social, es que la distribución del ingreso sea determinada previamente a la definición de una práctica de crecimiento de la economía. Porque esa distribución define el tipo de vida comunitaria que se resuelve construir. Esa elección de cómo repartir los resultados del proceso productivo no debe ser un producto de lógicas mercantiles. Esto es una condición de la democracia. Pero además su adopción implica determinantes y consecuencias:

  • Una distribución del ingreso que construya igualdad implica el aumento de la capacidad de consumo de los trabajadores y otros sectores de ingresos fijos. El diseño de este carácter impactará en el tipo y nivel de la producción interna.
  • En un Proyecto Nacional y Popular el crecimiento es un medio y no un objetivo. No tiene la misma lógica que en el liberalismo neo, paradigma en el cual ese crecimiento resulta clave para la ampliación de las ganancias, y estas la motivación de aquél.
  • En cualquier gran Nación la centralidad de la producción es el mercado interno. El desarrollo implica la diversificación productiva, la creación de nuevas industrias y otras actividades. Este despliegue tiene alto impacto positivo en el empleo y en el salario.
  • Un rumbo de este carácter implica la sustitución de importaciones. Esta sustitución requiere de insumos importados y de maquinarias y equipos de origen externo. Por lo tanto demanda divisas. Ese fue su flanco débil en las etapas en que se desplegó. Resulta necesario para su implementación adecuada el control estatal estricto del comercio exterior, la administración de las divisas por el Estado Nacional y, especialmente, la resolución aguas arriba de una lógica de inversiones públicas en empresas estatales que lideren el desarrollo de sectores estratégicos de sustitución de importaciones de insumos clave y maquinarias y equipos. Para lo cual se requerirá un salto en la inversión en Ciencia y Tecnología que reubique la capacidad productiva de bienes de producción de avanzada que, incluso, puedan ser exportados. Un proyecto de esta característica debe superar la restricción externa de la Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI) en su versión tradicional. En tal sentido el Estado podría recurrir a la inversión extranjera, pero dirigida y controlada para el cumplimiento del plan y objetivos que fije.
  • Un Proyecto Nacional de este tipo requiere la denuncia del actual acuerdo con el FMI. Se debe entender que es contradictorio pensar en proseguir la actual línea de negociación con ese organismo multilateral al mismo tiempo que construir una política soberana de independencia nacional y justicia social. Son antagónicas. Así como se asentó una política de derechos humanos sin precedentes internacionales se debe hacer lo mismo con el FMI. A un préstamo otorgado fuera de normas y violando la organización jurídica argentina le corresponde una reestructuración que libere al país de condicionamientos y lo desate de un régimen de vencimientos que determina una política económica que destroza el nivel de vida de la población en la inmediatez y conforma una estructura económico social dependiente para el largo plazo. Se acuerda de esta manera o no se acuerda, hasta que el organismo modifique una conducta inadmisible por la cual persigue el abandono de la soberanía del pueblo argentino para definir su destino. Sin política monetaria en manos propias, sin política fiscal decidida libremente, sin un sistema financiero administrado sin interferencias, la Argentina queda sometida a las decisiones de la monarquía financiera. El co-gobierno con el Fondo debe concluir.
  • La determinación de una estructura distributiva de carácter extra-económico, definida como objetivo clave de la estrategia nacional requiere del manejo de la política de ingresos por parte del Estado Nacional. Lo que implica la negociación paritaria de los salarios y la participación de los trabajadores en las ganancias y en la dirección de las empresas, tal cual lo prevé la Constitución Nacional. También la intervención del Estado en la determinación de los precios. Sin esta última un objetivo distributivo es imposible de garantizar.
  • Este proyecto debe plantearse el objetivo inalienable de la eliminación de la pobreza y la indigencia. Lo que requiere de la desmercantilización de los bienes esenciales para la vida digna de la población.

Hegemonía

La estrategia del primer peronismo protegió el nivel de empleo mediante la protección de las industrias sustitutivas de importaciones, mientras el aumento del salario real se condujo desde una política de control de las exportaciones. La convergencia de una economía con alto nivel de empleo y altos salarios requirió del control de exportaciones y el de las importaciones. En otro contexto, la recuperación del control del comercio exterior resulta vital para emprender un camino en pos de los mismos objetivos. El proyecto de Pinedo, al cual alternativizó el de Perón, intentaba contra cualquier oposición mantener abierta la economía, y se proponía la industrialización exportadora y basada en materias primas nacionales. Quienes propiciaban esta política la concebían en la perspectiva de un alineamiento con los Estados Unidos. Para Juan Llach, tal como sugiere en un artículo publicado en 1984 en la revista Desarrollo Económico n° 92, esta opción fue “un intento de integración a una nueva división del trabajo liderada por los Estados Unidos… y la búsqueda de una dependencia próspera». Dice el mismo autor que “la propuesta del peronismo resultó indeleble en un sentido: desde su origen, ninguna estrategia económica pudo lograr la hegemonía desentendiéndose del apoyo popular. La búsqueda de esta estrategia es desde entonces, un problema irresuelto de la sociedad argentina”.

La realidad actual y la enseñanza histórica indican que los esfuerzos de ajuste emprendidos por la actual gestión del ministro de Economía, decidido a cumplir lo que no se debería con el FMI, no concitará apoyo popular ni proveerá a la construcción de hegemonía por parte de un Frente de fuerzas populares. Se trata por el contrario de acometer un cambio de rumbo hacia una política en la que el aumento del empleo se vea acompañado con el del salario y la eliminación de la pobreza. Eso sólo resulta consistente cuando la centralidad de la política económica ubica al mercado interno como lugar axial de la producción y el consumo.

Por Guillermo Wierzba

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