El Coaching Ejecutivo es una herramienta que ayuda a mejorar los recursos humanos, para poder ampliar las posibilidades de rendimiento de una persona o un grupo. Esta tool se centra más en la optimización de recursos existentes que en la adquisición de nuevos recursos.

Los protagonistas del Coaching Ejecutivo son el coach y el coachee. El coach es el profesional que aplica el coaching y habitualmente es un profesional externo ajeno al organigrama. También puede ser alguien que trabaje en la empresa, aunque lo recomendable y habitual es la figura externa. Por su parte, el coachee es el cliente, la persona que recibe coaching. Éste suele ser un directivo o un gerente con responsabilidades de liderazgo. Sin embargo, puede ser cualquier persona que desee optimizar su rendimiento en cualquier ámbito.

Las principales habilidades del coach son la autorregulación personal, dentro de la que se encuentra el control de las emociones; las habilidades interpersonales, tanto verbales como no verbales; y las habilidades atencionales, que se centran en el coachee y su entorno.

Habilidades del Coach
Autorregulación personal
Habilidades interpersonales
Habilidades atencionales
Entre los objetivos que persigue el Coaching Ejecutivo se encuentran los siguientes:

Conseguir el mayor rendimiento posible a través de recursos existentes.
Mejorar el autoconocimiento del coachee.
Mejorar un estilo de liderazgo más eficaz.
Optimizar el funcionamiento mental del coachee para conseguir un rendimiento más alto.
El coach es una figura que no dice al coachee lo que debe o tiene que hacer, sino que estimula un proceso mediante el cual el propio coachee busca y pone en práctica las soluciones. Las empresas pueden aprovecharse de esta herramienta para lograr beneficios como incrementar su productividad, motivar internamente, evitar las fugas de talento y mejorar su comunicación o transformar problemas en oportunidades empresariales.

Información extraída del webinar impartido por Silvia Rodríguez Pérez para EALDE Business School.