







El fuerte incremento de las importaciones de bienes de consumo alcanzó el nivel más alto en más de 20 años, en un contexto de presión cambiaria y actividad interna muy debilitada. Según un análisis del CEPA, el ingreso de productos terminados alcanzó niveles récord y se expandió a casi todos los sectores, impulsado por el dólar barato y por la entrada masiva de nuevas empresas al negocio importador.
El crecimiento de las importaciones de bienes de consumo alcanzó en 2025 una magnitud que no se registraba desde que existen mediciones comparables. Solo en septiembre ingresaron al país productos por U$S 1.157 millones, mientras que el acumulado de enero a septiembre trepó a USD 8.376 millones, el valor más alto desde 2004, según surge del documento analizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Ese monto no solo marca un récord histórico: también supera en U$S 1.693 millones al máximo previo, observado en el mismo período de 2018. En términos porcentuales, la suba equivale a un incremento del 25,3% respecto del último pico, lo que confirma una tendencia expansiva difícil de ignorar.
La dinámica se vuelve aún más significativa al observar el peso relativo dentro del total importado. Los bienes de consumo ya representan el 14,6% de las compras externas, es decir, 4,1 puntos porcentuales más que en 2023. El dato refuerza la idea de un viraje en la composición del comercio exterior: crece el ingreso de productos terminados aun cuando la economía local transita un escenario de recesión en la producción.
Por qué preocupa el avance de las importaciones
Este salto no ocurre en el vacío. Llega en un momento en el que la tensión sobre el dólar vuelve a ganar protagonismo y en el que distintos sectores manufactureros sostienen que enfrentan una competencia desigual por parte de artículos importados. Con la demanda interna aún frágil y sin una recuperación del poder adquisitivo, la mayor presencia de productos extranjeros se convierte en una señal de alerta para la industria.
La tendencia también refleja la influencia de políticas cambiarias que, aunque estabilizaron momentáneamente la brecha, facilitaron el acceso a bienes del exterior. El resultado es un mercado local inundado por productos importados que presionan sobre la producción nacional y provocan desplazamientos en la cadena de valor.
Un fenómeno generalizado: más de 9.200 nuevos importadores
La magnitud del fenómeno no se explica solo por mayores montos ingresados, sino también por un fuerte aumento de las empresas que decidieron sumarse a la operatoria importadora. Entre enero y septiembre de 2025, se incorporaron 9.235 nuevas firmas, lo que implica un crecimiento del 70% frente al mismo período de 2023.
El salto fue transversal a prácticamente todos los sectores. En productos de caucho y plástico, por ejemplo, se sumaron 2.490 compañías (+53%), convirtiéndose en el rubro con mayor expansión en términos absolutos.
También crecieron con fuerza actividades como:
- Marroquinería, que añadió 1.524 empresas (+70%).
- Prendas de vestir, con 1.391 firmas nuevas (+152%).
- Electrodomésticos, baterías y lámparas, con 1.069 incorporaciones (+106%).
La lista continúa con sectores tecnológicamente intensivos —como Informática, electrónica y óptica, que sumó 411 firmas (+45%)— y categorías tradicionales del consumo masivo, como Jabonería, pinturería y plaguicidas (+307 empresas, +44%) o Productos alimenticios, donde se agregaron 291 compañías (+127%).
Incluso los segmentos históricamente más regulados mostraron incrementos: Motos, bicicletas y equipos de transporte agregó 233 importadoras (+18%) y Farmacéuticos incorporó 21 nuevas firmas (+12%).
El resultado es un ecosistema ampliado de empresas compitiendo por traer productos del exterior, lo que profundiza la presión sobre el mercado y sobre el tipo de cambio.
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