


Cómo se celebra la Navidad alrededor del mundo: nueve tradiciones que reflejan la diversidad del espíritu festivo
Actualidad - Internacional07/12/2025




El mes de diciembre marca un hito en el calendario global. Millones de personas transforman sus rutinas, adornan sus hogares y se reúnen con amigos y familia. Cada cultura adapta la festividad a su clima, su historia y sus creencias, lo que genera un abanico fascinante de prácticas. La identidad de cada pueblo se manifiesta con fuerza en estas fechas y ofrece una ventana privilegiada para comprender la diversidad que se encuentra en cada rincón del mundo.
En este sentido, la reconocida publicación Condé Nast Traveler confeccionó un listado con algunas de las tradiciones más entrañables y curiosas para estas épocas. El equipo editorial de este medio recopiló experiencias personales y datos de color que demuestran cómo la Navidad trasciende las fronteras religiosas o geográficas.
1. Pollo frito de KFC como menú navideño (Japón)
En el archipiélago nipón, la ausencia de una tradición cristiana arraigada no impide la celebración, aunque esta gira en torno a un fenómeno comercial único: el consumo masivo de pollo frito. Todo comenzó en 1974, cuando una ingeniosa campaña publicitaria de KFC instaló la idea de que este menú rápido era el sustituto ideal del pavo occidental.
Actualmente, la costumbre posee tal fuerza que las familias reservan sus pedidos con meses de antelación para asegurar su banquete de Nochebuena y evitar el caos de las filas. Junto a este plato salado, el pastel de fresas con nata corona la mesa y completa un ritual gastronómico que abraza el disfrute moderno y la influencia occidental adaptada al gusto local.
2. La visita de la bruja Befana (Italia)
La gastronomía define la Navidad italiana, con mesas repletas de antipasti y asados abundantes el 25 de diciembre. No obstante, el folclore local guarda su figura más especial para el final de la temporada. La Befana, de intenciones nobles, vuela sobre su escoba la noche del 5 de enero.
Según la leyenda, ella busca al Niño Jesús y, en su camino, deja regalos y dulces en los calcetines de los niños buenos. Esta celebración, conocida como la Epifanía, compite en importancia con la propia Nochebuena y mantiene viva la magia hasta bien entrado el nuevo año.
3. La celebración extendida del Hogmanay (Escocia)
En tierras escocesas, la verdadera fiesta comienza cuando termina el día de Navidad. El Hogmanay, nombre que recibe la celebración de Año Nuevo, opaca a cualquier otro evento invernal. Las fiestas callejeras se extienden hasta la madrugada.
Una tradición clave es el first footing (primer paso): la creencia dicta que la primera persona que cruza el umbral de una casa tras la medianoche determina la suerte del año entrante. Por ello, los amigos se visitan con regalos simbólicos como whisky o carbón para garantizar la prosperidad.
4. Almuerzos de mariscos, pavlova de postre y cricket en la playa (Australia)
La Navidad australiana desafía el imaginario de nieve y frío, ya que ocurre en pleno verano austral. Las familias se reúnen alrededor de fuentes de mariscos frescos, jamón frío y ensaladas ligeras. El postre indiscutible es la Pavlova, una tarta de merengue cubierta de frutas de estación.
Tras el almuerzo, la actividad se traslada al jardín o a la playa para jugar al cricket, el pasatiempo nacional. Incluso Papá Noel adapta su vestimenta y a menudo aparece en las costas a bordo de un bote salvavidas, listo para disfrutar de las olas.
5. Surfistas disfrazados de Papá Noel (Sur de California, EE. UU.)
En la costa oeste de Estados Unidos, la cultura del surf se fusiona con el espíritu navideño de una manera muy visual. En zonas como Manhattan Beach o Hermosa Beach, los lugareños aprovechan las temperaturas suaves de diciembre para acudir al mar.
Allí, decenas de surfistas vestidos con el traje rojo y blanco de Santa Claus se lanzan al agua para dominar las olas. Este espectáculo, conocido como Surfing Santas, atrae a multitudes y combina el deporte local con el humor festivo, lo que crea una postal única muy diferente a la típica estampa invernal norteamericana.
6. El desfile del terrorífico Krampus (Austria)
Mientras otros países solo esperan recompensas, Austria mantiene un equilibrio entre el premio y el castigo. El Krampus, una figura demoníaca con cuernos y lengua de serpiente, acompaña a San Nicolás.
Durante la noche del 5 de diciembre, o Krampusnacht, este ser recorre las calles para asustar a los niños que se portaron mal. El contraste entre el santo bondadoso y la criatura punitiva proviene de antiguas tradiciones alpinas.
7. Cena de Nochebuena con dumplings caseros (Polonia)
La Nochebuena polaca, o Wigilia, posee un carácter solemne y gastronómico muy marcado. El menú tradicional excluye la carne roja y destaca los pierogi, unos dumplings o empanadillas hervidas rellenas de papa y queso.
Las familias preparan este plato de forma artesanal, una tarea que une a varias generaciones en la cocina. También se sirve bigos, un tipo de guiso, en su versión vegetariana y pescado empanado. Antes de comer, los comensales comparten el opłatek (oblea navideña), un gesto de reconciliación y buenos deseos que fortalece los lazos familiares.
8. Schrottwichteln, el intercambio de regalos basura o inútiles (Alemania)
El humor alemán brilla en la tradición del Schrottwichteln, una variante lúdica del Amigo Invisible. En lugar de comprar obsequios valiosos, los participantes intercambian objetos inútiles, feos o absurdos que tienen por casa. El objetivo radica en la diversión y en deshacerse de cosas viejas de una forma creativa. Cuanto más ridículo resulta el regalo, mayor es el éxito de la velada.
9. Cantos en pubs y chapuzones en el mar (Inglaterra, Reino Unido)
En el Reino Unido, las costumbres varían según la región, pero la comunidad siempre juega un rol central. En Cornualles, por ejemplo, existe el Cornish shout: los vecinos se reúnen en el pub local para cantar canciones folclóricas y de marineros a todo pulmón.
Por otro lado, en las zonas costeras, muchos valientes participan en el baño del Boxing Day (26 de diciembre). Corren hacia el mar helado para despejar la resaca y purificar el cuerpo, una actividad que cierra el ciclo festivo con una dosis de adrenalina.
Nota:infobae.com
























