







Luego de las declaraciones de Scott Bessent confirmando la activación del Swap entre Argentina y Estados Unidos, crecen las dudas entre economistas sobre las condiciones del mismo.
El ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, sostuvo que “en términos generales un swap de monedas es positivo, dado que abre la puerta a financiamiento en moneda extranjera”. Sin embargo, advirtió que “resulta importante ver cuáles son las condicionalidades que vienen con este acuerdo, si esto implica un compromiso comercial con Estados Unidos o una limitación al comercio con otros países”. Para el economista, “el problema es que no se conocen los detalles del swap, y eso lo hace poco transparente”.
Vanoli comparó la situación con la reciente decisión del ministro de Economía, Toto Caputo, de enviar reservas de oro al exterior: “El mismo accionar tuvo el gobierno con el oro, que decidió trasladar al exterior sin explicaciones, a espaldas de los argentinos”. En contraste, destacó que el swap con China “es de libre disponibilidad, puede utilizarse para acumular reservas o comerciar con otros países, y no implica compromisos políticos o comerciales”.
La Asociación Civil Centro de Estudios para la Ciudad, cercana a Delfina Rossi, presentó un pedido de acceso a la información para conocer los términos del acuerdo, y el Banco Central solicitó una prórroga de quince días hábiles para responder. Hasta ahora no se difundieron detalles sobre tasas, garantías o cláusulas de devolución.
Para la economista Mercedes D’Alessandro, ex directora nacional de Economía, Igualdad y Género, “en esta operación de rescate para la Argentina no sólo está en juego la liquidez del sistema financiero, sino una pieza geopolítica mayor”. Recordó que Donald Trump designó recientemente a Daniel Katz, ex jefe de gabinete de Bessent en el Tesoro, como número dos del Fondo Monetario Internacional.
“Katz, señalado como uno de los principales arquitectos de la estrategia anti-China de la administración, representa la traducción institucional de un swap que no sólo es negocio para Estados Unidos, sino instrumento de influencia”, analizó D’Alessandro. Según dijo, “el swap con la Argentina, sumado a la designación clave en el FMI, se inserta en una lógica donde las condiciones del acuerdo, la falta de transparencia y la competencia entre potencias definen no sólo el salvataje sino la soberanía económica del país”.
El economista Martín Burgos, director de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación, consideró que “el acuerdo no es en sí una buena noticia, dado que es producto del fracaso inicial del modelo económico del gobierno”. En su opinión, “es algo excepcional, porque Estados Unidos le otorga un lugar muy importante a la Argentina”.
Burgos explicó que ese trato privilegiado se vincula con “la posición ideológica de Donald Trump, ya que el discurso libertario penetró en las esferas de la derecha extrema en el mundo”. Por eso, evaluó que “este salvataje no es sólo a la Argentina sino a Milei personalmente”. A su vez, advirtió que la continuidad del acuerdo “depende fuertemente del éxito que pueda tener Trump en el futuro, y un cambio de gobierno podría complicar la ayuda financiera”.
También subrayó la falta de información sobre las condiciones del swap: “Va a contramano de lo que ocurre en el mundo, donde los gobiernos tienden a ampliar la transparencia de sus operaciones financieras. El problema no es no saber dónde está la plata ni cómo se remunera, sino que esa información la tiene muy poca gente, y eso se convierte en información privilegiada para algunos operadores financieros que pueden ganar mucho dinero”.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, confirmó que la Argentina activó un primer tramo del swap de divisas acordado con el gobierno de Donald Trump y aseguró que la operación dejó una ganancia para su país. Según trascendió, el monto utilizado rondó los 2.700 millones de dólares.
Bessent brindó una entrevista a la cadena MSNBC en la que explicó que “se utilizó una pequeña cantidad” de la línea de crédito por veinte mil millones de dólares que Estados Unidos puso a disposición del gobierno argentino. “Obtuvimos ganancias con ello”, afirmó. Según el funcionario, Washington empleó su hoja de balance “para estabilizar a la Argentina”. Al ser consultado sobre si la asistencia debía considerarse un rescate, respondió: “¿Por qué lo llamas un rescate? En un rescate uno no gana plata, nosotros ganamos plata”.
Hasta el momento, el Gobierno argentino evitó dar precisiones sobre las condiciones del acuerdo. En distintas oportunidades los funcionarios sostuvieron que se trataba de una operación “en curso”, sin detallar plazos, tasas ni contrapartidas.
Por Juan Garriga / P12






















