Del bombardeo en Plaza de Mayo a la condena de Cristina: las razones detrás del golpe del poder económico

Actualidad - Nacional16/06/2025
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Todavía está en discusión quién ordenó la definición final del fallo que condenó a la ex presidenta Cristina Kirchner; si fue un movimiento geopolítico, si operaron los grandes dirigentes del capital nacional denominado "Círculo Rojo", o si confluyeron ambas. Lo cierto es que la inhabilitación a presentarse a elecciones y ejercer cargos públicos rememora las consecuencias del golpe cívico-militar de 1955 que nació a partir del bombardeo en Plaza de Mayo, un triste hito histórico que este lunes cumple 70 años. Tanto en ese momento como en la actualidad se repite la misma razón: el modelo económico.

Es difícil pensar en antecedentes históricos que expliquen un ataque militar por parte de fuerzas nacionales destinado hacia su propio pueblo, pero fue lo que pasó en la Ciudad de Buenos Aires el 16 de junio de 1955. La sangre de argentinos inocentes que fue derramada frente a Casa Rosada fue usada para extorsionar a Juan Domingo Perón y derrocarlo. El General eligió no responder con la misma violencia con la que lo arrojaron del poder y fue condenado a la proscripción, la proscripción y el destierro. 

Las razones del bombardeo y el golpe del 55

La fundación del Estado argentino se erigió sobre una base desigual que condicionó al país en convertirse en una municipalidad de las grandes potencias del mundo. La profundización de la injusticia social que cargaba sobre las mayorías populares tuvo su final en la década del 40, cuando los trabajadores pidieron por la conducción de Perón al frente del Gobierno. El quiebre histórico derivó en el giro de la matriz económica hacia un modelo productivo donde empresarios y empleados se conjugaban en un circuito virtuoso.

Solo para enumerar algunos hitos de la transformación del periodo que va de 1946 a 1955: 

  • Puesta en marcha del Primer Plan Quinquenal: se implementaron medidas para promover el desarrollo económico y la industrialización del país.
  • Profundización de la política de sustitución de importaciones: se fomentó el crecimiento de la industria nacional, especialmente en el sector liviano.
  • Creación del I.A.P.I.: se estableció el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio para regular el comercio exterior.
  • Legislación social: se promulgó una amplia legislación social que mejoró las condiciones de vida de los trabajadores.
  • Expansión de la educación: se registró un aumento significativo en la población estudiantil, especialmente en los niveles secundario y universitario. 
  • Gratuidad de la enseñanza universitaria pública: se garantizó el acceso gratuito a la educación superior.
  • Nuevos edificios universitarios: se construyeron nuevas facultades, como las de Derecho, Ingeniería, Arquitectura, Odontología y Tecnológica.
  • Creación del Conicet: se estableció el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas.
  • Sistema de salud unificado: se implementó un sistema integral de salud preventiva, curativa y de asistencia social.
  • Comisión Nacional de Energía Atómica: se creó este organismo para impulsar la investigación y el desarrollo en el campo de la energía nuclear.
  • Impulso a la industria aeronáutica: se promovió el desarrollo de la industria aeronáutica nacional.
  • Ley de Aguinaldo: se estableció el aguinaldo para empleados estatales y obreros.
  • Nacionalizaciones: se llevó a cabo la nacionalización de empresas estratégicas, como la Siderúrgica Argentina y la Corporación de Transportes.

 
La consecuencia de este proceso político fue la inauguración de la noción de la movilidad social ascendente, que penetró en la cabeza de millones de argentinos. Pero que los humildes pudieran escalar en la pirámide de ingresos no era sostenible en el tiempo para los sectores oligárquicos, que nunca aceptaron un programa de gobierno orientado a la equidad. 

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Fue a partir de esta insatisfacción acumulada que el "Círculo Rojo" de aquel tiempo -Sociedad Rural Argentina, la Unión Industrial, la Bolsa de Comercio, entre otros- tejieron el ataque con los sectores más conservadores del Ejército Argentino. La brutalidad de los aviones que sobrevolaron el cielo porteño cerró un ciclo político para el Peronismo en términos jurídicos, pero sembró la semilla del eterno recuerdo para las generaciones posteriores.

Sin aviones, con fallos de la Corte

Los gobiernos de Cristina Kirchner pueden dividirse en dos etapas. Durante la primera administración (2007-2011) se llevó a cabo un plan de recuperación del poder adquisitivo del salario que bajó los niveles de pobreza, al tiempo que promovió y fortaleció a la clase media. El proceso fue acompañado de medidas que reconfiguraron el sistema distributivo, como la recuperación de la estatalidad del sistema previsional y la planificación del alcance masivo de programas de asistencia social. 

Ya para la segunda gestión (2011-2015) aparecieron problemas como la restricción externa, que derivó en la aplicación de un cepo cambiario, y el factor limitante de la ampliación del aparato productivo. El kirchnerismo seguía insistiendo en medidas que apuntalaban los ingresos, pero la "torta" a distribuir era siempre la misma.

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El impacto de los factores coyunturales se vio agravado por un cuadro de deterioro de ciertas variables estructurales referidas al sector externo. Entre las principales dificultades de fondo que arrastró la economía argentina en relación al balance de pagos destacaron la temprana reaparición del déficit comercial industrial -vinculado estrechamente con el desempeño de la industria automotriz, el parque industrial de Tierra del Fuego y el sector de bienes de capital-, la continuidad de los pagos en concepto de vencimiento de deuda externa (capital e intereses), la sistemática remisión de utilidades y dividendos por parte de las empresas transnacionales y la fuga de capitales. A estas cuestiones se sumó, a partir de 2011, la aparición de un significativo déficit en la balanza comercial energética.

Sin embargo, para la población y los actores más grandes del poder económico era indudable que la ambición del Peronismo gobernante era transferir ingresos hacia los sectores más desfavorecidos. El desendeudamiento con organismos internacionales y la puesta en valor del capitalismo nacional iban en sentido contrario a la ideología derechista de los empresarios de mayor relieve. Ya en el segundo periodo presidencial, operadores políticos, mediáticos y judiciales montaron un aparato para encarcelar a Cristina Kirchner sin importar la debilidad o nulidad jurídica de los hechos que le imputaban.

Pasaron los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández entre aquel momento y la actualidad. En el medio, el limbo y la amenaza de una inminente resolución judicial condicionaron las decisiones políticas de Cristina, que no volvió a presentarse para competir por la presidencia y fue víctima de un intento de magnicidio.

Ya bajo la gestión de Javier Milei, la Corte Suprema apretó el gatillo para apresarla. Ahora resta saber si los efectos serán los deseados para quienes querían verla presa. Esta vez no hizo falta la utilización de fuerzas militares, sino judiciales. Las razones son las mismas: propiciar un rumbo político que deje en el camino a la mayoría de los argentinos.
 
 
 
Por Rodrigo Nuñez / El Destape

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