







“El archivo de los afiliados nazis tal vez no estaba por ingresar a la Argentina, sino que lo iban a sacar en el buque japonés Nan-a-Maru, con la idea de llevarlo a Tokio y, sobre todo, evitar que cayera en manos de la llamada Comisión de Investigación de Actividades Antiargentinas. Lo sabremos cuando veamos el material en detalle”. El diagnóstico fue formulado a Página/12 por Jonathan Karszembaum, director del Museo del Holocausto de Buenos Aires, y uno de los expertos que analizarán la documentación encontrada en el subsuelo del Palacio de Tribunales. Se trata de miles de fichas de afiliados del Partido Nacional Socialista Alemán (el nombre legal del partido nazi) y de la Unión Alemana de Gremios, que tenían unos 12.000 miembros y que constituían la mayor organización nazi fuera de Alemania.


Las fichas estaban junto a otro material de propaganda hitleriana, todo retenido en una causa judicial desde 1941. Hasta ahora se difundía que los archivos fueron detectados en aquel momento porque iban a entrar al país, pero la hipótesis más razonable es que se los llevaban a un país aliado, Japón, para eludir las investigaciones que estaban en marcha.
Afiliados nazis ¿y algo más?
Las listas de afiliados al partido y la unión de gremios se conocen a raíz de su publicación en la época de la presidencia de Raúl Alfonsín. Pero hay que ver qué otros elementos se encuentran en el material. Eso llevó a que el presidente de la Corte, Horacio Rosatti, pusiera en marcha un operativo para preservar lo encontrado y se comenzara un análisis en el que participarán el Museo del Holocausto, presidido por Karszenbaum; el Centro Simón Wiesenthal, que representa Ariel Gelblung, y otras instituciones.
Las fichas y elementos de propaganda estaban en 12 cajas enormes, de madera, originalmente destinadas a embarques de champagne y de las que se hizo cargo la embajada de Alemania en Buenos Aires. Los diplomáticos, que respondían al régimen nazi, alegaron que el cargamento era una especie de valija diplomática. Pero en el marco de conflictos serios con el régimen de Hitler, el gobierno argentino lo objetó porque ya había fuertes críticas a las actividades nazis. Las cosas derivaron en una causa judicial. Y el material quedó en el subsuelo de Tribunales, sin que llamara mucho la atención en 84 años.
Una hipótesis que no cierra
Inicialmente, el hallazgo se difundió con la hipótesis de que las12 cajas con las fichas nazis venían en el barco japonés. Como se trataba de afiliados argentinos, en esa hipótesis, las fichas debieron haber salido del país hacia Japón -aliado de Alemania- en algún momento anterior, y, por alguna razón inentendible, volvían en aquel 1941. Es decir que el conflicto se habría planteado entre la Aduana, las autoridades argentinas y la embajada de Alemania a la entrada del material. Es una versión que no cierra demasiado, pero no se puede descartar del todo.
Uno de los expertos que participarán en el análisis de la documentación, Karszembaum, le dijo a Página/12 que le parece también probable la otra hipótesis: que estaban sacando el material de la Argentina para que no cayera en manos de la comisión que investigaba las actividades nazis.
Como señala Carlota Jackisch en su estudio de referencia sobre El Nacionalsocialismo en la Argentina, los conflictos con las organizaciones nazis se venían dando en casi todas las áreas. En la calle, los grupos de camisas pardas desfilaban sin pudor y en varias oportunidades se agarraban a golpes, en especial con corrientes universitarias socialistas y comunistas. En los colegios alemanes -salvo el Pestalozzi y la Cangallo Schule- se hacían actos en honor a Hitler casi todos los días; las empresas alemanas despedían a sus empleados judíos por orden de la central en Alemania; hubo enfrentamientos duros en los medios de comunicación y los actos en el Luna Park levantaron la temperatura pública.
El 10 de abril de 1938, se hizo un acto con 15.000 personas en el estadio de Corrientes y Bouchard, con una enorme cruz esvástica en el escenario, para respaldar la anexión de Austria a Alemania. No muy lejos de ahí, en Plaza San Martín, se congregó un acto de las juventudes anti-nazis. Algunos diarios afirman que hubo enfrentamientos feroces a la salida de Luna Park y todo se reflejó, con escándalo, al día siguiente en los matutinos.
Además, desde Washington, cada vez se hacía más fuerte la presión de Estados Unidos por la permisibilidad a las actividades de los nacionalsocialistas alemanes. De hecho, la primera vez que el Congreso Nacional debatió la posibilidad de investigar las actividades nazis -las llamaban antiargentinas- fue en 1938, porque ya el ruido era mayúsculo, pero la Comisión se formó formalmente el mismo dia del conflicto por los embarques, el 20 de junio de 1941.
La clave, el estudio del material
Como es obvio, lo decisivo estará en el análisis de la documentación. No sólo para ver si hay muchos más nombres que los que se conocen, sino también por la investigación que realiza el Centro Wiesenthal sobre el financiamiento desde la Argentina de las actividades del Partido Nacionalsocialista en Alemania y el viaje de numerosos jerarcas de Tercer Reich que se vinieron a ocultar a la Argentina.
El experto Raanan Rein, de la Universidad de Tel Aviv, en su libro Los muchachos peronistas judíos, evalúa que unos 70 criminales de guerra se escondieron o pasaron por la Argentina. El Centro Wiesenthal investiga lo hecho por el banco Credit Suisse, que habría gestionado el movimiento de fondos. Sin embargo, lo que hay en las cajas en el Palacio de Tribunales data de 1941 y es poco posible que se encuentren datos concretos sobre la llamada Ruta de las Ratas, el camino que usaron los jerarcas nazis para huir a partir de 1945. Principalmente se movieron desde Alemania a Italia, muchas veces con respaldo del Vaticano, y embarcándose con documentación falsa de la Cruz Roja hacia Paraguay o la Argentina.
La documentación de 1941 tampoco tendría elementos relacionados con la matanza de judíos, gitanos, discapacitados y opositores al nazismo, porque Hitler entró en ese proceso después de ese año, principalmente en 1943 y 1944, y antes de su derrota el 8 y 9 de mayo de 1945. Sin embargo, tal vez se eche luz sobre las distintas estructuras que armó el nazismo en la Argentina y que seguramente fueron una base de respaldo a la matanza del Tercer Reich.
Las empresas alemanas eran de las más poderosas que había en el país y algunas investigaciones sostienen que incluso el gas usado en los campos de concentración, el Ztklon B, originalmente un pesticida, fue experimentado por la empresa IG Farben en la Argentina.
Por Raúl Kollmann / P12







