¿El Vaticano es un país? Así es la historia del lugar en el que vivía el papa Francisco





El pasado lunes 21 de abril falleció el Papa Francisco, nacido bajo el nombre de pila de Jorge Mario Bergoglio en el barrio porteño de Flores, a los 88 años. La noticia conmocionó al mundo entero, no sólo por tratarse del primer Papa latinoamericano, sino también por su enorme legado en la Iglesia Católica y la justicia social.
En su rol como Sumo Pontífice, Francisco residía en el Vaticano, un lugar que muchos imaginan como un simple barrio de Roma, pero que en realidad es un Estado soberano, con sus propias leyes, moneda, ejército y sistema de gobierno. Su estatus político e histórico sorprende incluso a quienes lo han visitado.
El Estado más pequeño del mundo
Aunque su nombre más difundido es “Ciudad del Vaticano”, el nombre oficial es Estado de la Ciudad del Vaticano. Se trata de un microestado: es uno de los seis países más pequeños de Europa junto a Andorra, Liechtenstein, Malta, Mónaco y San Marino. Con una superficie de apenas 0,44 km² y una población que ronda los 764 habitantes, por esas cifras el Vaticano es el Estado más urbanizado. Rodeado completamente por la ciudad de Roma, se lo considera un enclave, es decir, un territorio completamente rodeado por otro país.
Ciudad del Vaticano es un país considerado enclave de Italia.
Su independencia política fue reconocida en 1929, gracias a los Pactos de Letrán, firmados entre el Reino de Italia y la Santa Sede. Esta fue la solución a décadas de tensiones entre ambos poderes, desde que en el siglo XIX el proceso de unificación italiana despojó a los Papas del control de los llamados Estados Pontificios.
El Vaticano es una teocracia organizada como monarquía absoluta, y su máxima autoridad es el Papa, quien además de su rol espiritual, ostenta el poder político del estado. La administración civil se delega en el secretario de Estado, pero la soberanía última reside en el Sumo Pontífice. A nivel cultural, todo su territorio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984, una distinción única en el mundo.
¿El Vaticano es un país?
Muchas personas suelen confundir país con Estado. Se trata de una confusión entendible porque en la mayoría de las ocasiones funcionan como sinónimos. La diferencia clave entre ambos conceptos es que el Estado es una entidad política con instituciones y gobierno, mientras que un país es una región geográfica con una población y una cultura generalmente compartidas (cuando se suma la cuestión identitaria es lo que se constituye como nación). La mejor forma para entender la diferencia, quizá puede ser el Reino Unido: un Estado soberano constituido por cuatro países Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte. Hay Estados alrededor del mundo que albergan diversas naciones, étnicas o religiones y funcionan como un Estado unido o que se proclaman como plurinacionales, como Bolivia.
El Estado es una entidad política con gobierno, territorio, población permanente y reconocimiento internacional. En el caso del Vaticano cumple con esas premisas, pero lo que hace que haya tenido la posibilidad de tener ese territorio es la importancia de ejercer el poder sobre la organización de la región católica.
En tanto, en el Vaticano la mayoría de la población está conformada por monjas, sacerdotes y demás miembros de la Iglesia y acceden a la ciudadanía sólo aquellas personas que fueron nombradas para realizar funciones específicas dentro del territorio, por ser cónyuges o familiares cercanos, y termina una vez que finaliza el servicio o función en el lugar. En el lugar no hay hospitales ni salas de parto y, en caso de que alguien naciera en este lugar, adquiriría la nacionalidad italiana.
¿Cómo es la historia del Vaticano?
Antes de ser el corazón del catolicismo, la colina vaticana era una zona marginal de la antigua Roma, al oeste del río Tíber. Durante el siglo I d.C., el emperador Calígula construyó allí un circo, que luego fue terminado por Nerón. En ese lugar, según la tradición, fue martirizado y enterrado San Pedro. A partir del siglo IV, el emperador Constantino mandó edificar una basílica sobre esa tumba, dando origen a lo que más tarde sería la actual Basílica de San Pedro, uno de los templos más importantes de la cristiandad.
Durante siglos, los Papas residieron en otros palacios romanos, como el de Letrán o el de Quirinal. No fue hasta el siglo XIX, tras la pérdida de los territorios pontificios en manos del nuevo Reino de Italia, que los Papas se recluyeron en el Vaticano como forma de protesta. Recién en 1929, con los Pactos de Letrán, se formalizó la creación del estado independiente tal como lo conocemos hoy.
El Destape