SIDA, la epidemia más devastadora de la historia desde 1981: en 43 años se cobró más de 42 millones de vidas
Las manchas de color rosado en la piel de las primeras personas que fueron diagnosticadas con el virus de VIH hizo que, erróneamente, apuntaran a que se trataba de una nueva enfermedad que afectaba solamente a la comunidad homosexual y en los medios de comunicación no tardaron en llamarla “Peste Rosa”. El pánico se había instalado.
Corría junio de 1981 cuando los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos reportaron los primeros cinco casos de un tipo raro de neumonía en hombres jóvenes homosexuales que vivían en Los Ángeles. En el imaginario social aún no había lugar para pensar que ese fue el inicio de una pandemia que marcaría visceralmente al mundo.
Desde entonces, ya pasados 43 años de aquella fecha, el VIH/SIDA se cobró las vidas de más de 42 millones de personas, según ONUSIDA, y generó un impacto social que obligó a transformar los sistemas de salud, las leyes y hasta las relaciones humanas, sobre todo los encuentros sexuales.
Con el objetivo de profundizar campañas de prevención, educación y seguir concientizando, desde 1988, cada 1° de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida. La fecha fue establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Como iniciativa surgió en un momento crítico: en los años 80 la epidemia crecía velozmente y enfrentaba fuertes estigmas, desinformación y falta de tratamientos efectivos. Por esto, James W. Bunn y Thomas Netter, oficiales de información pública de la OMS, propusieron tener un día para crear conciencia en todo el mundo e hicieron foco en los jóvenes, entonces, la población más vulnerable.
En la Argentina, según los datos oficiales difundidos el 1 de diciembre de 2023 por el Ministerio de Salud, más de 140 mil personas viven con VIH, aunque un 13% de ellas lo desconoce. El 68% de quienes saben su diagnóstico recibe su tratamiento gracias al sistema público de salud y más de 65 mil pacientes reciben tratamiento antirretroviral.
Desde el “cáncer raro” a los test de 20 minutos
El primer síntoma social ante el desconocimiento del nuevo virus mortal comenzó a generar una ola de pánico. Se lo llamó “cáncer raro” y hasta “cáncer gay” cuando se creyó que solamente afectaba a los hombres que mantenían relaciones sexuales entre sí.
Cuantos más casos se fueron sumando a los primeros cinco descubiertos en Los Ángeles, el pánico social sumó el rechazo a quienes presentaban las “temidas” manchas rosadas en la piel. Poco después, los diagnósticos médicos confirmaron que también afectaba a las personas que se inyectaban drogas compartiendo jeringas y a pacientes hemofílicos. Comenzó de esa manera la que se convertiría en la peor epidemia social y sanitaria de la segunda mitad del siglo XX: en 1982, ya con evidencias científicas que echaban un poco de luz, se pudo demostrar que la transmisión se producía a través de la sangre y por el intercambio de fluidos sexuales. De allí salió el acrónimo inglés AIDS y en castellano SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida).
En 1983 el equipo del Instituto Pasteur de París, a cargo de Françoise Barré-Sinoussi, Jean-Claude Chermann y Luc Montagnier anunció que consiguió aislar e identificar al agente infeccioso que era el responsable de la nueva enfermedad: el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Mientras los investigadores se desvelaban estudiando al temido virus, el desconocimiento sobre cómo se lo transmitía continuaba en las poblaciones y eso hizo que los casos no dejaran de incrementarse. Ya no se trataba de qué pasaba en la intimidad de las personas, en los centros de salud se realizaban distintos procedimientos, como transfusiones de sangre, sin los debidos cuidados.
Ese año, se conocieron los primeros casos en Argentina. Los pacientes eran tratados en el Hospital Juan Fernández de la Ciudad de Buenos Aires, pese a que entonces había solamente dos médicos infectólogos, insumos insuficientes y los tratamientos costaban más de mil dólares mensuales.
Uno de los impactos más grandes, fue la muerte del actor estadounidense Rock Hudson, en 1985. El aclamado galán del cine murió tras dos años de vivir con SIDA. Se convirtió en la primera víctima famosa del virus. En Argentina, el primero fue Miguel Abuelo, líder del grupo de rock Los Abuelos de la Nada quien murió por causas asociadas al VIH. Federico Moura, líder de la banda Virus falleció en diciembre de ese año, también habían pasado dos años desde que le diagnosticaron el virus.
En 1989, el primero en comunicar públicamente que tenía el virus fue el periodista Roberto Jáuregui. El impacto social que dejó su testimonio mientras atravesaba la enfermedad lo convirtió en un referente del activismo en la lucha contra el HIV y militó hasta instalar socialmente el tema. Ese año se convirtió también en el primer Coordinador General de Fundación Huésped. Murió en 1994.
El avance del virus a nivel mundial impactó también en el ámbito legislativo y en 1990, en Argentina se promulgó la Ley Nacional de Sida (23.798) que hasta la fecha garantiza que todos los pacientes con VIH tengan atención integral. En 1993, eso se amplió con la creación del Programa Nacional de Sida, que comenzó a entregar medicamentos gratuitos para los pacientes afectados por el virus.
Mientras eso sucedía, el mundo comenzaba a perder a una de sus máximas estrellas. En noviembre de 1991, Freddie Mercury murió a causa de una bronconeumonía complicada por el Sida. En 1994, el bailarín soviético Rudolf Nureyev y el tenista norteamericano Arthur Ashe murieron por causas asociadas al virus.
Durante 1995 y 1996, los avances de la ciencia lograron nuevos medicamentos antirretrovirales y con ello se iniciaron los cocteles de diferentes drogas que lograron eficacia. También en 1996, se creó el Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el Sida (ONUSIDA), el programa de las Naciones Unidas que coordina las actividades de los distintos organismos especializados de la ONU en su lucha contra el virus.
Desde entonces, la Ciencia no paró en la búsqueda de acabar con el virus: en 2001 llegaron los medicamentos genéricos, lo que permitió que los laboratorios más importantes distribuyeran tratamientos a precios accesibles en los países pobres del mundo. En 2002, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EEUU (FDA) aprobó los test rápidos capaces de dar resultados con el 99,6% de exactitud en sólo 20 minutos.
El camino de la búsqueda de la cura de la enfermedad tuvo una cima en 2012: se conoció el caso de Timothy Ray Brown, “el paciente de Berlín”, la primera persona que la ciencia consideró curada del VIH. En 2019, hubo un caso similar en Londres, el de Adam Castillejo que recibió un trasplante de médula ósea para tratar un cáncer linfático y, por una variación genética, logró también neutralizar el virus. De visita en la Argentina, en agosto de este año, habló con Infobae: “La prevención aún es la mejor cura”, dijo.
Desde el inicio de la epidemia, se estima que 84.200.000 personas fueron infectadas por el VIH y que 40.400.00 millones murieron debido a complicaciones relacionadas con el Sida. Aunque las tasas de infección disminuyeron desde su punto máximo en los años 90, el VIH sigue siendo una preocupación importante, con 1.300.000 nuevas infecciones en 2023.
Los nombres detrás de lucha por acabar con el virus
En todo el mundo fueron cientos las personas y organizaciones que se convirtieron en referentes de la lucha contra el Sida, tanto por su activismo, por su trabajo desde las ciencias o logrando un impacto social para concientizar sobre el virus.
Elizabeth Glaser creó la Elizabeth Glaser Pediatric AIDS Foundation luego de contraer el virus por una transfusión de sangre durante el parto, lo que también afectó a su hijo. Eso la convirtió en una voz importante en las décadas de los años 80 y 90: habló por primera vez del impacto que tenía el VIH en los niños y exigió mejores tratamientos para ellos.
Otro nombre destacado es el de Ryan White, un adolescente estadounidense diagnosticado con VIH luego de recibir un tratamiento por hemofilia. Aunque fue víctima de la discriminación, no esquivó la exposición para que su caso ayude a cambiar la percepción que la generalidad tenía respecto del Sida y ayudó a que se lo considere como un problema de salud que podía afectar a cualquiera. Inspiró la creación del Ryan White CARE Act, que recauda fondos para el tratamiento del VIH en Estados Unidos.
Desde la Ciencia, Anthony Fauci fue uno de los médicos e investigadores considerado como pionero en la investigación sobre VIH/SIDA. Como director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) en Estados Unidos tuvo un papel fundamental para el desarrollo de terapias antirretrovirales.
El deportista Magic Johnson, estrella de la NBA anunció en 1991 que era VIH positivo y desafió los estigmas que pudieron señalarlo. Su rol fue casi el de un educador público que habló sobre la posibilidad de vivir con el virus gracias al tratamiento. Fundó la Magic Johnson Foundation para educar sobre el virus y apoyar a las comunidades afectadas.
Como grupo, la ACT UP (AIDS Coalition to Unleash Power) fue fundado en 1987 para luchar por los derechos de las personas con VIH y no temió en enfrentar a los gobiernos y farmacéuticas para acelerar las investigaciones del virus y mejorar el acceso a medicamentos.
Nkosi Johnson fue un niño sudafricano que nació con VIH y murió a los 12 años, en 2001. Se convirtió en un símbolo global de la lucha contra el estigma y el apoyo a los huérfanos del SIDA, especialmente en África.
Argentina hoy
Se estima que en Argentina más de 140 mil las personas con VIH, aunque un 13% de ellas lo desconoce. Actualmente, el 68% de las personas que conoce su diagnóstico recibe atención médica en el subsistema público de salud y más de 65 mil se encuentran en tratamiento antirretroviral.
“El VIH en Argentina es una epidemia concentrada con prevalencias mayores al promedio en algunos grupos clave, como las mujeres trans, los varones que tienen sexo con otros varones y las/los trabajadores sexuales”, definía el Boletín N°40 de VIH e ITS respecto a los datos de Argentina en 2023.
Según ese Boletín, cada año se notifica la cifra en “un promedio de 5.300 nuevos casos, diagnosticándose en un 68,4% de varones CIS con VIH con una mediana de edad de 32 años, mientras que las mujeres cis representan el 30,4% con una mediana de 35 años”.
La principal vía de transmisión actual del VIH son las relaciones sexuales sin protección (99%). “Entre los varones CIS, el 66 % se infecta durante prácticas sexuales con otros varones y el 32 % durante relaciones sexuales con mujeres CIS”, especifica sobre las relaciones entre cisgénero o persona cuya identidad de género y sexo asignado al nacer son coincidentes.
Por otro lado, la tasa de mortalidad por patologías asociadas al VIH, si bien tuvo importantes cambios en los últimos 10 años, continúa con tendencia al descenso ubicándose en 2,8 cada 100 mil habitantes en 2021.
Nota:infobae.com