SearchGPT: se veía venir
OpenAI anuncia el lanzamiento, por el momento en beta cerrada para muy pocos usuarios y con una lista de espera, de SearchGPT, un prototipo de motor de búsqueda diseñado para generar respuestas completas mediante inteligencia artificial generativa.
Un movimiento claramente anunciado desde que, tras el lanzamiento en abierto de su asistente generativo en formato conversacional, ChatGPT, se empezó a ver un progresivo desplazamiento de usuarios hacia un uso como motor de búsqueda, concretamente para uno de los tres grandes tipos de búsqueda, las llamadas «búsquedas informacionales», las que se llevan a cabo para aprender sobre algo, investigar o responder a una pregunta específica.
Los otros dos tipos de búsquedas, las navigacionales (llévame a una página concreta) y las transaccionales (quiero comprar algo, hacer una reserva, etc.) quedan, al menos por el momento, fuera del ámbito del proyecto, aunque lo razonable sería pensar que las primeras terminarán integradas en algún tipo de asistente de inteligencia artificial en el propio navegador que se encargue de seleccionar la página a la que, con una elevada probabilidad, el usuario quiere llegar; y los segundos se convertirán en asistentes que proponen al usuario una página concreta en la que llevar a cabo la transacción, seguramente a cambio de una comisión por tráfico inducido o por referral.
El movimiento de OpenAI es claramente un desafío al gigante de las búsquedas, Google, que lleva ya cierto tiempo intentando integrar respuestas generativas en sus páginas de resultados con unos resultados como mínimo inciertos. Cuando surgen add-ons para navegadores y artículos dedicados a cómo eliminar las llamadas AI Overviews de las páginas de resultados de Google, es que, claramente, algo no va demasiado bien.
Para Google, que cunda la idea de que las búsquedas informacionales son resueltas de forma más concluyente en un motor creado por un competidor como OpenAI sería, obviamente, gravísimo, porque buena parte de los ingresos de la compañía provienen de los clics que muchos usuarios hacen no en los resultados llamados «naturales» del algoritmo, sino en los anuncios relacionados que suelen situarse en la parte superior. Si muchos usuarios optasen por otros motores de búsqueda para sus preguntas más específicas o «sesudas», eso podría significar un problema para los ingresos de una compañía que, de hecho, tiene un problema similar a la hora de implementar esas mismas herramientas ella misma: los resultados generados por inteligencia artificial, esos AI Overviews, son más caros, de calidad más dudosa (con posibilidades de dar lugar a las mal llamadas «alucinaciones») y, además, más completos, con lo que no inspiran a buscar enlaces adicionales en forma de publicidad.
Para Google, en cualquier caso, la elección parece estar entre lo malo y lo muy malo: lo malo es que tus «AI Overviews» hagan descender tus ingresos, y lo muy malo es que en lugar de canibalizarte tú mismo, sea un tercero – en este caso OpenAI, pero podrían ser Perplexity u otros) el que venga a devorar una parte de tus resultados.
También está la cuestión de cómo pretende financiar OpenAI su proyecto: un motor de búsqueda es susceptible de generar mucho tráfico y, por tanto, muchos costes, que habría que o bien ofrecer en modo suscripción premium (como de hecho ya hace la compañía), o bien financiar con un modelo alternativo. Si ese modelo alternativo es la publicidad, OpenAI tendría que montar toda una infraestructura de ejecutivos, fuerza de ventas, etc. que no solo no ha tenido nunca, sino que tampoco tiene experiencia en gestionar, además de, posiblemente, comprometer la objetividad de sus resultados. Por el momento, además, SearchGPT ofrece el mismo característico interfaz de la Google de sus inicios: una pantalla blanca, con una caja de búsqueda debajo de un título. Nada más. Incluso más sobria aún: todo está en una discreta gama de grises.
Leyendo entre líneas en su anuncio, sobre todo en la parte en la que se refieren a acuerdos con publicaciones y creadores de contenidos, se me ocurre que sería posible llegar a un modelo de financiación en forma de tráfico generado, es decir, que potenciales socios como The Atlantic o News Corp., los dos que cita en su nota, paguen a OpenAI por el tráfico que SearchGPT genera hacia sus publicaciones, en las que ya se encargan ellos de monetizarlo convenientemente. Acuerdos de ese tipo serían relativamente novedosos porque permitirían, por un lado, que OpenAI utilizase los contenidos de esas publicaciones para entrenar sus algoritmos, mientras ofrecen a esas publicaciones un flujo de tráfico que pueden monetizar, pero por el momento, estamos simplemente disparando hipótesis sin demasiado fundamento.
¿Pretende OpenAI convertirse en un jugador relevante en el escenario de la búsqueda, o simplemente tener algo que ofrecer a los socios que la abastecen de material para el entrenamiento de sus algoritmos? Por el momento, parece difícil saberlo. Pero lo que no cabe duda, es que los usuarios pronto van a tener al menos una opción más, y Google va a tener algo más de lo que preocuparse…
Nota:https://www.enriquedans.com/