Este es el motivo por el que echas cientos de currículums y nunca te llaman

Recursos Humanos 20 de abril de 2024
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Si a Laura (nombre ficticio) le hubieran dicho que iba a pasarse casi dos años mandando currículums a empresas cuando empezó su búsqueda de empleo, no se lo hubiera creído. Lo que al principio parecía un periodo excitante y motivador por empezar una nueva aventura laboral, pronto se convirtió en una espiral de frustración, con eternas jornadas rellenando solicitudes en plataformas de empleo que no iban a ninguna parte. “Rellenaba una media de 30, 40, 50 formularios en el mismo día y de todos ellos te respondían 2 ó 3. La mayoría de respuestas eran mensajes automáticos: ‘Gracias por postularte a esta oferta, revisaremos tu currículum y te diremos algo’. Obviamente, esa respuesta nunca llegaba”, explica en conversación con El Confidencial.

Tras meses aplicando en puestos de administración, decidió ampliar su rango a puestos de docente, hostelería y hasta para dependienta de tiendas de ropa. Pero el único resultado es que su ansiedad se hacía más y más grande a medida que la búsqueda se alargaba un mes, dos meses, tres meses... Así hasta dos años. “Dedicaba más de diez minutos por encuesta: ‘¿Cuál es tu experiencia?’, ‘¿cuáles son tus objetivos?’, ‘¿cómo te definirías?’, ‘¿qué aportarías al trabajo?’ Y terminaba perdiendo tardes enteras solo para poder postularme, la mayoría de veces me dejaban ahí, en el limbo. Nunca más volvía a saber de ellos”, comenta Laura, quien llegó a hacerse tres CV diferentes para adaptarlos a las distintas ofertas.

 Podría decirse que su búsqueda de trabajo se convirtió en un trabajo en sí mismo. Pero lo que Laura no sabía entonces es que casi la mitad de esas ofertas en LinkedIn a las que había enviado su currículum en realidad no existían. Y que, efectivamente, había perdido el tiempo. Muchísimo tiempo.

El mercado laboral se está tensionando cada vez más y la búsqueda de empleo se ha convertido en una pesadilla para muchas personas, en un contexto de despidos y recortes presupuestarios. A eso hay que sumarle el calvario que supone un proceso que desemboca muchas veces en impotencia, correos electrónicos sin respuesta y falta de comunicación por parte de los reclutadores, una auténtica tortura. Sobre todo porque si entramos a plataformas de empleo como LinkedIn o Indeed, las plazas parecen existir, están ahí, pero son muy pocos los usuarios que obtienen una respuesta de las empresas que hay detrás. ¿Por qué? Es la pregunta que se hacen muchos usuarios desesperados: qué menos que una llamada o mensaje de vuelta para decirles que no han sido seleccionados.

Hay quien achaca este “ghosting laboral” al exceso de solicitudes que las empresas han podido recibir. Pero esta idea es un pensamiento optimista e incluso ingenuo. La realidad en la mayoría de casos es mucho más oscura: nunca recibirán respuesta a sus solicitudes porque nunca hubo una vacante libre ni se pretendió contratar a nadie. Estaban ante una “oferta de empleo fantasma”.

Una práctica empresarial cruel que consiste en publicar en las plataformas de empleo posiciones que nunca estuvieron destinadas a llenarse. Ofertas de trabajo permanentes, pero sin un puesto de trabajo detrás. Tretas sólo con el objetivo de dar una falsa percepción de que su empresa está creciendo, conseguir seguidores y datos o para guardarse los currículums de cara al futuro. Un problema que representa el gran grueso de la bolsa de trabajo disponible en Internet y que enfanga aún más la experiencia desesperada y estresante de quien se lanza a la búsqueda de empleo.

De hecho, la tendencia ha crecido mucho en los últimos años. Según un informe de la consultoría laboral inglesa StandOut CV, un tercio de las ofertas laborales publicadas en 2023 en Reino Unido eran ofertas fantasma en las que, realmente, la empresa anunciante no busca cubrir una vacante a corto plazo. En la misma línea, otro informe elaborado por la consultora Revelio Labs y Bloomberg apuntan a que en una media del 50% de las ofertas publicadas en 2023 en EEUU nunca se contrató a nadie.

Otro estudio de Clarify Capital realizado con las encuestas a 1.000 reclutadores sugiere que siete de cada diez vacantes permanecen abiertas durante más de 30 días y el 10% durante más de 6 meses. El 50% de las empresas consultadas confirma que las mantienen activas indefinidamente porque "siempre están abiertos a gente nueva". Y más de un tercio que lo hace para crear un grupo de “posibles candidatos” en caso de que se vaya un empleado, no porque un puesto se haya quedado vacío.

 “Esta práctica constituye una sanción grave de la Ley sobre infracciones y sanciones en el orden social (LISOS), concretamente del artículo 15.5, que regula las conductas de dar publicidad en ofertas de empleo que no responda a las reales condiciones del puesto ofertado. Las multas pueden llegar hasta los 7.500 euros. Y aquí estaríamos en este supuesto”, explica a este diario Raúl Rojas, abogado laboralista de ECIJA.

 "El 50% de las empresas consultadas confirma que las mantienen activas indefinidamente"

Pero lo cierto es que no es un fenómeno nuevo y lleva años existiendo en el mercado laboral, solo que antes se presentaba de formas diferentes, las ferias de empleo son un buen ejemplo. Eventos en los que las empresas instalan puestos simplemente para promocionarse o recopilar currículums en masa: posturear de puertas para afuera. Ahora Internet ha acrecentado estas trampas de forma imparable.

¿Por qué lo hacen?
Según estos estudios, las razones de los departamentos de recursos humanos para publicar ofertas de trabajo "falsas" van desde crear una engañosa ilusión de que sus empresas están creciendo hasta para ganar seguidores en LinkedIn y conseguir correos electrónicos para listas de envío masivo de mails publicitarios. También para atraer solicitantes en caso de que un empleado se vaya o incluso para mantener motivados a los empleados actuales, a quienes quizás se les exige demasiado trabajo con menos personal. Es decir, para darles una falsa esperanza de que los refuerzos van a llegar pronto.

 Lo confirma Rojas, quien destaca que en muchos casos lo hacen para causar la sensación de que están "en movimiento": “Si acudes a una empresa y ves que está contratando a mucha gente, te causa una mejor impresión. Es un punto de atracción clave. Y por otro lado, es un modo de retener talento para el futuro”. El abogado explica que “también puede suponer una violación de la Ley de Protección de Datos si se recogen datos para otras finalidades diferentes a la contratacion y existen sanciones de hasta 2.000 euros por utilizar un engaño o una oferta falsa para ello”.

Es evidente que esta estrategia puede beneficiar a las empresas, sin embargo, es una puñalada en la espalda para los candidatos. Completar una oferta de empleo requiere ya de por sí mucho tiempo y esfuerzo. La mayoría de procesos digitales consiste en laberínticos e interminables formularios a rellenar con detalles de toda tu experiencia laboral, adaptar tu currículum a la empresa del puesto, redactar una carta de presentación, adjuntar documentos como recomendaciones y otros títulos.

 Todo eso para caer en un pozo sin fondo junto a otras mil solicitudes y con cero perspectivas de poder conseguir el trabajo. No nos sorprende que terminen agotados y desanimados. Según una encuesta realizada por Insight Global, el 66% de los jóvenes de menos de 30 años demandantes de empleo se encuentran desmotivados en su búsqueda.

Por otro lado, también puede ser un arma de doble filo para las empresas: si un potencial candidato se siente rechazado porque nunca recibió respuesta, es posible que ya nunca vuelva a postularse para futuros procesos de reclutamiento en esa compañía. Además, esta alambrada de espino ha hecho que los solicitantes cambien sus estrategias a la hora de buscar empleo, volviéndose mucho más selectivos.

 “Es un caso que recuerda mucho al de las inmobiliarias, que mantienen las fichas de los pisos que ya se han vendido o alquilado para conseguir interesados y luego les ofertan otro piso diferente”, explica Alex Fontelles, abogado laboralista y director de Fontelles Abogados.

 “Y una práctica que se puede volver contra las mismas empresas. A nosotros nos llegan casos de personas que han sido despedidas porque sus puestos de trabajo, en teoría, ya no eran necesarios, pero luego se encuentran ofertas del mismo puesto en LinkedIn. Claro, son ofertas fantasma que están ahí congeladas y que perjudican a las compañías, que luego tienen que aclarar que no son reales”, añade Fontelles.

Cómo reconocerlas y qué pasos seguir
Adentrarse en una maraña de ofertas fantasma es como sortear un camino de minas, no es una misión fácil, pero existen algunas señales para detectarlas. Para empezar, lo ideal es verificar la fecha de publicación. Cuanto más tiempo haya estado abierta la vacante, más probable será que sea una oferta fantasma. Como ya te habrás percatado, muchas de las publicadas en LinkedIn suelen tener un mensaje que indica “publicada hace más de 30 días” y algunas de ellas están repetidas durante un período prolongado: misma vacante y varias entradas. Algo pinta mal.

 También hay que encender las alarmas cuando el trabajo tiene una descripción muy vaga o da la impresión de que es una plantilla genérica. Y desconfía siempre cuando el trabajo parece demasiado bueno para ser verdad: un salario muy alto, pero pocos requisitos o una descripción breve de las tareas, pero una larga lista de beneficios.

En caso de duda, lo mejor es realizar una búsqueda directamente en la página web de la empresa. Muchas de ellas tienen apartados de empleo donde anuncian los puestos disponibles y es posible que allí descubras que éste ya no está disponible, lo que significa que 1) han olvidado borrar la publicación de LinkedIn o 2) están dejándola activa de manera intencionada para crear una falsa imagen.

 Investigar las redes sociales de la empresa y buscar indicios para saber si todavía están contratando es otra buena idea. A veces algunos jefes publican esas ofertas en sus perfiles personales, otros también dan la bienvenida a los nuevos candidatos en publicaciones. Y, por último, lo mejor que puedes hacer es contactar directamente con la empresa. Coge el teléfono y llama. Total, ya has perdido demasiado tiempo.
 
 

Nota:https://www.elconfidencial.com/

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