Google y las cuentas de la IA generativa…

Actualidad 05 de abril de 2024
Googles-paywall

Lo comentamos en su momento: uno de los mayores obstáculos que hicieron que Google no incorporase unas prestaciones de inteligencia artificial generativa a su producto principal, la búsqueda, a pesar de estar tecnológicamente preparada para ello mucho antes de que OpenAi lanzase sus primeros productos, fue ni más ni menos que su coste unitario.

El coste unitario de una búsqueda en Google es extremadamente bajo. Aunque la base de datos sobre la que la compañía lleva a cabo las búsquedas es obviamente enorme (porque si estás leyendo esta página, asumo que no creías que las búsquedas se llevaban a cabo directamente sobre la web, algo técnicamente imposible si quieres entregar resultados instantáneos) y viene a ser una copia de toda la internet accesible, la tecnología que permite hacer búsquedas en esa base de datos ha sido refinada por la compañía de manera brutal a lo largo de su historia, con tecnologías de bases de datos como MapReduce, Bigtable y muchas otras, algo que ha sido una obsesión de la compañía desde sus orígenes. Cuando las búsquedas en Google indican no solo el número de resultados obtenidos, sino también los segundos que tardaron en obtenerlos, algo completamente irrelevante para el usuario, refleja unos bragging rights, una forma de que los ingenieros presuman del nivel de optimización que son capaces de obtener.

Gracias a eso, el coste unitario de una búsqueda convencional es extremadamente bajo, algo fundamental en una compañía que lleva a cabo 320,000 búsquedas por segundo, y toda la cuenta de resultados de la búsqueda está organizada en base a esos costes y a su optimización. De ahí que cuando una tecnología como la IA generativa comience a esbozarse rápidamente como una alternativa a la búsqueda convencional, las preocupaciones sobre su coste se conviertan en importantísimas, sobre todo si, además, exceden a los costes de una búsqueda en una base de datos convencional en varios órdenes de magnitud.

¿Qué puede plantearse hacer Google para poder ofrecer búsquedas mediante IA generativa, sin desequilibrar completamente con ello su cuenta de resultados? Muy sencillo: cobrar por ellas. Así, vemos cómo la compañía está considerando por primera vez poner un muro de pago alrededor de su búsqueda, y ofrecer esas búsquedas mediante IA generativa únicamente a quienes estén dispuestos a pagar una suscripción por ellas.

Por supuesto, el muro de pago no sería el primero en la historia de la compañía – muchos otros productos se ofrecen en modo freemium, en versiones profesionales o con opciones adicionales de pago – pero sí sería la primera vez que se plantea aplicar ese muro de pago a lo que sin duda es su producto principal y el que dio origen a la compañía.

Ahora, la pregunta que se plantea es clara: ¿cuántos usuarios de la búsqueda de Google estarían dispuestos a pagar una suscripción por ella? Mi sensación es que la inmensa mayoría de los usuarios de la búsqueda de Google la consideran, a pesar de la disponibilidad de otros motores de búsqueda, algo fundamental en su vida, que necesitan para prácticamente todo incluyendo usos personales y profesionales, y que ante la posibildiad de encontrarse con que no pueden acceder a determinado tipo de búsquedas, sí podrían llegar a plantearse pagar una suscripción siempre que su precio no resultase prohibitivo. Pero esas cosas, cuando el posicionamiento de algo ha sido gratuito durante toda su historia, pueden dar sorpresas, y será muy interesante, si Google finalmente se decide, ver la reacción de su mercado. También puede ser muy interesante ver si, en su producto de pago, Google se decide a eliminar la publicidad – que en su formato actual no sería, en cualquier caso, muy efectiva – o intenta experimentar con otros posibles formatos y mantenerlos a los clientes que pagan.

Para la compañía, muchas opciones a considerar, y un fin fundamental: mantener el liderazgo en un producto, la búsqueda, que ha puesto a la compañía donde está hoy. En el panorama competitivo, quien no canibaliza sus propios productos corre el riesgo de encontrarse con que quien se los termina comiendo son sus competidores, y Google lo sabe bien. La estrategia parece estar clara: ahora veremos qué tal se les da su ejecución.

Nota:https://www.enriquedans.com/

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