Baleó a una perra, la arrastró y carneó mientras agonizaba: piden que la Justicia no deje caer la causa

Actualidad 04 de marzo de 2024
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Chimi era una cachorra de corto pelaje negro y partes blancas. Llegó al hogar donde fue muy amada cuando tenía 45 días de vida y comenzó a crecer a la par de la bebita humana. Juntas comenzaron a caminar por todos lados, a compartir juego, travesuras y poco a poco se convirtió también en su fiel guardiana.

Las veces en que salía de la casa, disfrutaba de andar tranquila por las veredas de la cuadra, juguetear con otros perros del barrio Rama Caída, de San Rafael, Mendoza, pero sobre todo, disfrutaba de caminar a la par de la niña que ya tenía su misma edad. Seguían creciendo juntas y Laura, la mamá, no perdía la oportunidad de filmarlas o fotografiarlas.

Así fue su vida hasta agosto de 2022. La tarde del domingo 7, sin un solo momento previo que anticipara lo que sucedió, llegó la fatalidad: un vecino, de origen ruso, se acercó a la casa de la familia; Laura estaba con Chimi en la vereda cuando sacó un arma y con total sangre fría disparó en la cabeza de la perra, que no murió en el momento.

Enfurecido, amenazó a la mujer, le dijo que la convertiría “en carne” y se la llevó a la rastra. En estado de shock, no supo qué hacer. Quedó petrificada mientras Chimi era llevada por el hombre, dejando un charco de sangre. Con la misma saña, ya en el patio de la vivienda que alquilaba y mientras el animal aún estaba consciente, la colgó de las patas traseras sobre el peldaño de una escalera de metal y comenzó a eviscerarla, a cortar su pequeño cuerpo hasta sacarle las viseras, a faenarla....

La causa llegó a la Fiscalía, pero desde noviembre la causa está estancada porque el expediente no se mueve y puede prescribir si el fiscal a cargo del caso no la hace avanzar. “Los casos de maltrato animal son muy minimizados”, opina Laura Valente, abogada de la Sociedad Protectora de Animales de San Rafael y patrocinante en la causa que busca justicia para Chimi.

La crueldad
“Era entre las 2 y 3 de la tarde, cuando, este sujeto de origen ruso (cuya identidad no se puede revelar hasta que la causa sea eleve a juicio porque puede considerarse injuriado), le disparó sin ningún motivo mientras ella estaba en la vereda con su mamá humana. Amenazó a la mujer diciendo: ‘Ahora voy a hacer carne para mí’ y se la llevó arrastrándola. Ya atada, le tajeó el cuello y comenzó a eviscerarla. En ese momento, arribó personal del CEO, que le secuestra el arma (una pistola 9 mm) y le ordenan que entregue al animal”, resume la abogada.

Mientras esos primeros minutos sucedían, en el interior de la casa, la hermana de la adoptante de la perra lavaba los platos mientras el resto de la familia seguía la sobremesa. Entonces, escucharon un disparo. “Salieron al patio para ver qué había sucedido y se encontraron con la cruel escena”, revive.

Eso no fue todo: el hombre disparó dos veces al aire y amenazó tanto a Laura como al resto con el arma.

Según relataron a las pocas horas las víctimas, el agresor fundamentó su accionar diciendo que Chimi había ingresado a su lote y que era “una pitbull agresiva”, pero la propia familia lo desmintió. La hermana de Laura fue quien llamó al 911, que llegó al lugar con personal de Policía Científica, que constataron que la perra ya estaba muerta, colgada y semi despellejada.

“Nuestra hipótesis, desde el inicio, es que quiso llevarse el animal para comérselo”, dijo Valente sobre el acusado, un hombre de unos 60 años y de origen ruso que quedó imputado por crueldad animal. Además, le secuestraron el arma de fuego.

En la comisaría fue indagado junto a su pareja y se elevó un sumario de prevención para que Fiscalía intervenga de oficio. Pese a la rapidez con la que actuó la patrocinante, la causa no avanzó y la familia, que vivió con temor desde entonces, se mudó.

La causa
Luego de la denuncia en la comisaría de Cañada Seca, en Salto Las Rosas y de la intervención policial, el hombre fue demorado por algunas horas y luego liberado, negándose a declarar. La causa pasó a la Fiscalía Correccional de San Rafael, Mendoza y, en primer término, fue el fiscal Iván Ábalos, quien tuvo la causa de Chimi (79859/22), pero en estos días fue derivado a “Violencia de Género” y ahora el expediente está en manos del fiscal Mauricio Moyano.

“Si bien el imputado entiende y habla español, la defensa solicitó un traductor, y la Fiscalía accedió. Fueron entrevistados varios traductores, pero sin éxito por no conocer el lenguaje jurídico, hasta que se contactó a uno que realiza la traducción oral y escrita. La querella ha solicitado en dos oportunidades que se diligencie la traducción, además aportando una profesional que realiza traducción oral. Hace tres meses la causa está paralizada corriendo el riesgo de que prescriba la acción”, explicó la abogada y agregó que el acusado, es ruso nacionalizado argentino y entiende el idioma español.

Con esa parte del requerimiento cumplido, no se entiende por qué la causa quedó estancada. “El acusado estuvo cinco días detenido mientras se requerían sus antecedentes penales y luego recupera la libertad. Se le fija una medida de prohibición de acercamiento hacia la familia de Chimi y queda imputado por matar un animal por espíritu de perversidad, según el artículo 3, inciso 7 de la ley 14346 que pena los actos de crueldad contra los animales”, explica.

Además, asegura que “hay prueba suficiente para elevar la causa a juicio” y así hacer caer sobre el hombre el pese de la ley y buscar una condena ejemplar. Ahora, luego del trabajo de los traductores, la pelota quedó en el fiscal.

“La Fiscalía Correccional de San Rafael, a cargo ahora de Moyano, es la que debe diligenciar lo solicitado por la querella. De otra forma habremos perdido tiempo, recursos y lo más invaluable: la posibilidad de lograr justicia como es debida”, dice y subraya: “Urge requerir la elevación a juicio antes de que prescriba la acción penal”.

De no tratarse pronto, la causa puede caer. “El problema que tiene los delitos contra los animales que tienen un plazo de prescripción muy breve y si no se eleva a juicio antes de los dos años prescribe. Ahora quedan seis meses, y no hay forma de volver a instarlo ni de pedir prórroga porque son casos perentorios. Esa es la lucha que los abogados animalistas tenemos para evitar que caduquen. Este caso es un ejemplo de los cientos que hay. La fiscalía no se mueve porque como son animales, lo minimizan”, agrega.

 Nota:infobae.com

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