Javier Milei gira la táctica: un puente para llegar a junio

Actualidad - Nacional 02 de marzo de 2024
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 Javier Milei utilizó la Asamblea Legislativa para recorrer el repertorio ya conocido (y gastado) acerca de las ideas fuerza que lo impulsan, la herencia recibida y todo aquello que buscó implementar en estos tres meses tórridos de gobierno con unos primeros minutos idénticos a los de su asunción, reportajes y conferencias.

Pero entrelazó todo eso para ensayar un giro –sutil pero significativo- que establece una nueva meta temporal para su gestión: el 25 de Mayo para firmar con los gobernadores un pacto refundacional. La fecha histórica es meramente referencial porque más allá del llamado al diálogo con los mandatarios provinciales implica, en palabras del propio Presidente, que para sacar el pasaje a Córdoba sea condición sine qua non, aprobar una nueva versión de la Ley Bases, fallida en extraordinarias.

Pero además, es una zanahoria que coincide con el pico de la crisis económica y el impacto de la liberación de precios que tienen en los próximos dos meses el cálculo de su etapa más crítica. Las variables más aterradoras ocurrirán en ese lapso donde, las miradas más optimistas, ponen el mojón de que podrían verse señales de desaceleración de la inflación y el comienzo de una etapa más virtuosa si las variables macro económicas muestran señal de freno del deterioro por haber tocado fondo en la recesión. Milei ofrece a la sociedad un caramelo de madera que le permite ganar tiempo y, de paso, probar su tesis.

Un efectista paquete anticasta para "ganar tiempo"

En el medio, tiró sobre la mesa el “paquete anticasta” con una serie de iniciativas que están bien dirigidas a tocar fibras sensibles y efectistas, de escasa relevancia real sobre el ahorro fiscal, pero que están instaladas en el imaginario público como ejes de hastío. Gran acierto para ganar tiempo rumbo al Sol del 25. Eliminar jubilaciones de privilegio a presidentes y vices (¿con retroactividad?); obligar a sindicatos a elegir autoridades con monitoreo de la justicia electoral y mandatos limitados (incuestionable, salvo para los involucrados); convenios colectivos por sector (hay ejemplos de éxito); una suerte de “ficha limpia” para condenados por corrupción en segunda instancia (algo que repercute en la figura de Cristina Kirchner y parece más una defensa a la ausencia de vigor con la que presiona el macrismo al Ejecutivo por su desinterés en delegar sobre el aparato judicial su gobernabilidad); reducirle a los diputados y senadores los ejércitos de asesores (asunto que rankea en la mala imagen social); descontar días a estatales de paro; y eliminar financiamiento a los partidos políticos. Esto último parece un castigo, pero es un premio. Un vía libre para que legisladores lleguen de la mano de empresas privadas para apuntar sus intereses, en total libertad. Si bien los gastos de campaña son un “dibujo”, al menos evitan la tentación de que organizaciones criminales canalicen fondos ilícitos y lo puedan asentar en sus balances.

La invitación al diálogo, gesto que se sobre analizará (y es parte de la nueva estrategia), fue precedido por varios sopapos y una advertencia: con o sin la dirigencia política, Milei anunció que acelerará ante cualquier obstáculo. Y que echará mano de las herramientas que tiene el Poder Ejecutivo para llevar adelante sus reformas. Soslaya un dato esencial: esos instrumentos también están sometidos al marco de control judicial para establecer si se ajustan a la Constitución (una de las ignoradas de la jornada en el discurso). De hecho, al momento de hablar, el DNU 70/23 deberá pasar el tamiz de la Corte Suprema. Ese control todavía no se estrenó. Milei pasó por delante de los cuatro ministros de la Corte sin siquiera mirarlos. El único que tibiamente aplaudía el ingreso era Ricardo Lorenzetti; el resto aplicó el rostro adusto ensayado para la ocasión. A la salida sí les estrechó la mano. Esa es una historia en desarrollo. Por las dudas, Milei se dirigió a la “casta” y habló de transversalidad de tres poderes pero sus dardos no lastimaron a tribunales. Tampoco se tradujo en iniciativas que deba discutir el Congreso. No abordó sus problemáticas ni asuntos pendientes. Los ignoró, lo que en el tono del discurso y el estilo del mandatario, no es malo.

La "casta" política y los “cuatro jinetes del fracaso”

El peor tramo lo compartieron la UCR, Gerardo Morales, Roberto Baradel y los “cuatro jinetes del fracaso”: Sergio Massa, Juan Grabois, Máximo Kirchner y Pablo Moyano. Al final sumó a la expresidenta y se dio el lujo de aludir al escándalo de los seguros que mortifica a Alberto Fernández. Periodistas y gobernadores recibieron metralla lo que excitó las gradas pobladas de los denominados “libervirgos” y motivó que los diputados de LLA estallaran en aplausos constantes y hasta se animaran a cantar “la casta no aplaude” respecto a sus propios colegas, como si ellos no fueran ya parte del mismo sujeto social. Los del PRO estaban menos exultantes, aunque aplaudían tramos sin tanto entusiasmo. No se sabe si porque fueron medidos o porque detectaron que las ideas fuerza de Milei –ya sea que las implemente o no- arrastran la marca identitaria de su propio electorado y los colocan en situación política de licuación.

Fue un flautista de Hamelin en la narrativa de “apartheid” donde los políticos son de primera y los ciudadanos de segunda, en el marco de un panorama de sacrificio que debería enfrentar la Argentina debido a las malas políticas implementadas, según su visión, en los últimos 100 años, y dijo –no sin verdad- que en campaña había advertido que se proponía un ajuste nunca visto. Y que habría dolor y se “tardaría en salir del pozo”. Milei todavía tiene crédito para el vicio que a muchos políticos aqueja: ser relator de la realidad. En algún momento, la ciudadanía reclama más de quien fue mandatado para resolver. Pero no avisa cuándo.

Por lo demás, al relato del minimalismo de ajuste que implementó sobre el Gobierno, en términos fiscales, le faltó decir el recorte en medialunas. Todo el resto ya conocido. Sin embargo, saber que lo encontrarían en la confrontación y no la evitaría blanquea un rasgo de estilo con el que busca arrinconar a la clase política. Ese es su negocio. Mientras conserve la tiza para dibujar en el suelo quién es moral y quién no.

Ámbito Financiero

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