El downsizing: el reto no tan visible en la transformación digital

Recursos Humanos 16 de febrero de 2024
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Este pasado día 2 de Febrero de 2024 hemos asistido a otro hito brutal de transformación de nuestra sociedad vinculado a la tecnología. Las redes sociales se han saturado de videos de personas viviendo su cotidianeidad (viajando en metro, conduciendo, cruzando un paso de cebra, tomando un café en una terraza) a través de unas nuevas gafas que les fusionar la realidad y sus espacios virtuales personales. ¿Tendencia o moda pasajera?  

Lo que no podemos negar es que estamos siendo protagonistas (no testigos) de una de las mayores transformaciones de la sociedad en general y del mercado laboral en particular, tanto por su velocidad, como por la magnitud e importancia de los cambios que trae consigo. Esta revolución eminentemente tecnológica ha traído consigo no solo avances impresionantes, sino también una serie de desafíos que nos obligan a repensar y reinventar nuestras prácticas laborales, porque entre otros…

La automatización, la inteligencia artificial y la robótica han traído consigo la promesa de eficiencia y productividad, pero también la realidad de que puestos de trabajo humanos que antes eran vitales para las operaciones cotidianas, ahora ya no lo son, al pasar estos a ser ejecutados por máquinas, planteando preguntas cruciales sobre la naturaleza del empleo y la adaptabilidad de los trabajadores.
La brecha entre las habilidades demandadas y las habilidades existentes se amplía, generando un imperativo para la capacitación y la actualización continua. A medida que las organizaciones buscan eficiencia, la agilidad y la capacidad de adaptación se convierten en moneda de cambio.
El concepto tradicional de empleo a tiempo completo y de por vida se ve desafiado, dando paso a una realidad donde la flexibilidad y la movilidad son esenciales. Las formas de trabajo no convencionales, como el trabajo independiente y las plataformas de gig economy, ganan terreno. Esta transformación redefine la relación entre empleadores y empleados, creando un paisaje laboral más fluido y dinámico.
En este escenario cada avance tecnológico exige como pago la reevaluación de la necesidad de ciertos roles en las estructuras de las organizaciones, dando lugar a la aparición de los denominados procesos de downsizing. El downsizing no solo implica recortar empleos, sino también reinventar la naturaleza misma de los roles laborales. Las organizaciones exploran modelos de trabajo flexibles, fomentando la adaptabilidad y la diversificación de habilidades. La especialización cede paso a la versatilidad.

En este panorama de cambios constantes, el papel de los profesionales de recursos humanos adquiere una importancia crítica. Más allá de ser simples gestores de personal, deben ser arquitectos de experiencias laborales significativas y motores de la transformación organizativa.

La adaptación de las estrategias de adquisición de talento se vuelve esencial. La identificación de habilidades clave y la búsqueda de perfiles versátiles se convierten en prioridades. Además, la creación de programas de desarrollo que fomenten la actualización constante de habilidades se vuelve crucial para mantener la relevancia en un entorno laboral cambiante. La demanda de habilidades tecnológicas especializadas ha aumentado, abriendo la puerta a carreras emergentes y perfiles profesionales innovadores. La capacidad de adaptación se convierte en una habilidad esencial en este nuevo paisaje laboral, donde la resiliencia y la disposición para aprender se vuelven tan valiosas como las habilidades técnicas.

La comunicación transparente también se convierte en un pilar fundamental. Es imperativo que los líderes de recursos humanos brinden información clara y honesta sobre los cambios organizativos y ofrezcan apoyo a los empleados afectados por el downsizing. La empatía y la comprensión son elementos clave para gestionar las emociones en medio de la incertidumbre. La humanidad y el sentido común en el ejercicio de liderazgo no son negociables en las empresas de este siglo.

La reconfiguración de la cultura organizativa es otra área vital de intervención. Fomentar una cultura de aprendizaje continuo y adaptabilidad, donde la experimentación y la innovación sean bienvenidas, se convierte en un activo estratégico. La diversidad de pensamiento y la inclusión se vuelven fundamentales para abordar los desafíos de la transformación digital de manera integral. Dejemos ya de hablar de salir de la zona de confort, en esta nueva realidad o cambias o mueres, ya no ha espacio para el conformismo laboral.

La inseguridad laboral se ha instalado en la psique de los trabajadores, generando preocupaciones sobre la relevancia continua de sus habilidades en un mundo cada vez más digital. Desde una perspectiva humanista del liderazgo, la empatía debe ser el hilo conductor, siendo asertivos con el impacto profundo que tiene en las vidas de las personas. Proporcionar orientación sobre el futuro, se vuelve una responsabilidad clave. Crear un ambiente de apoyo y ofrecer recursos para la transición se convierten en medidas esenciales para suavizar el impacto emocional. La planificación del desarrollo profesional y la capacitación se transforman en herramientas de empoderamiento. Proporcionar a los empleados las habilidades necesarias para enfrentar los desafíos del mercado laboral actual y futuro es una inversión valiosa en el capital humano de la organización.

En última instancia, las áreas de personas deben liderar no solo la gestión del cambio, sino también la creación de una visión inspiradora para el futuro. Al abrazar la transformación digital con una mentalidad proactiva, pueden convertir los desafíos en oportunidades y forjar un camino hacia un futuro laboral más sostenible y centrado en las personas.

Nota:rrhhdigital.com

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