La "Libertadora" de Milei

Actualidad 24 de enero de 2024
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Desde el gobierno Milei aceleró los tiempos de decisión política para adelantarse a los tiempos con que la sociedad procesa esas decisiones. Es una apuesta inteligente porque también profundiza la interna del movimiento popular, que viene de un mal desempeño y arrastra tiempos más lentos. El escenario es: medidas antipopulares, respuestas sectoriales y ausencia de alternativa política.

Es un cuadro esperable, si no fuera por la intensidad de cada uno de esos factores. El paro y la movilización del 24 de enero tendrán una gran masividad, porque el 45 por ciento que no votó a Milei ve con claridad y bronca que lo que se pierde ahora no se recupera. Pero también es cierto que a pesar del tono brutal de las medidas, Milei retiene todavía una expectativa alta, incluso en los sectores más vulnerables.

Esa expectativa no se puede explicar solamente por el periodo de gracia que la sociedad otorga a todos los gobiernos cuando asumen. Sin llegar al pronóstico aventurado de algunos, que cuando asumió Mauricio Macri dijeron que la nueva derecha llegaba para quedarse, es posible pensar que existen otras motivaciones más profundas para sostener esa expectativa.

Nunca es un solo factor, pero si hay que encontrar el principal detonante de esa actitud de ir mansamente al matadero, la alta inflación permanente es la que seguramente ocupe ese lugar. Durante el menemismo, una respuesta que se escuchaba en trabajadores que seguían votando a Carlos Menem, era que los padres se sacrificaban para que sus hijos estuvieran mejor. Habían perdido sus trabajos y se habían convertido en desempleados crónicos, y con el menemismo nunca hubieran salido de allí ni ellos ni sus hijos ni sus nietos. Si se lo mira en retrospectiva, esa tarea destructiva del menemismo no hubiera sido posible sin la hiperinflación previa.

La alta inflación permanente destruye el tejido social. La desesperación de no saber hasta dónde alcanzan los ingresos, mes a mes y semana a semana, dispara procesos internos que separan a los individuos del contexto social. En la República de Weimar, en la Alemania de la preguerra, los alemanes terminaron votando a los nazis y muchos de los que votaron fueron obreros que antes eran socialistas y comunistas. La inflación es más que un indicador económico y tiene un efecto político disolvente. Más allá de la teoría económica, es un dato a tener en cuenta por los economistas heterodoxos.

Por supuesto que en gran medida también influyó el encierro de la pandemia y la utilización de nuevas plataformas y nuevos paradigmas para recabar información. El celular, las redes sociales y las aplicaciones impusieron una lógica sin ética ni rigurosidad, junto a comunicadores que conectan en forma gritona e insultante. Los contenidos concretos surgen de los intereses corporativos, pero la semántica, el discurso de Milei, está configurado por esas redes.

Existe además, un proceso internacional de ruptura del mundo unipolar regido por las reglas que imponía Estados Unidos, basadas en el neoliberalismo. Ese mundo unipolar generó varios fenómenos: La economía de Occidente empezó a priorizar la acumulación financiera, se produjeron grandes niveles de concentración y desigualdad y se acortaron los tiempos entre las crisis cíclicas del capitalismo.

El surgimiento de China y otras economías de Asia rompió el sistema unipolar y tensionó la hegemonía neoliberal por varios motivos, el principal es que mejoran los términos de intercambio porque hay más opciones. Y otro es que, en general, esas economías tienen alta participación estatal. La ruptura del sistema unipolar internacional y las tensiones que produce, coinciden con la aparición en Occidente de formas bizarras en la política como Donald Trump, Jair Bolsonaro o Javier Milei. 

Por el motivo que fuere, Argentina tiene ahora el peor gobierno que podría haber elegido, y la recuperación del movimiento popular es la única herramienta para expulsarlo. Es un debate urgente que tiene como base a la movilización popular. Los reclamos que se escuchan en esa movilización llevan la semilla de la nueva propuesta política que deberá superar a la derecha. En la historia reciente, el peronismo ha sido la fuerza que mejor interpretó esos reclamos.

El peronismo tiene una lógica de movimiento de masas, no es un partido de cuadros. Cuanto más amplio, más diversidad, más heterogéneo, más impuro, más contradictorio y más difícil de ordenar. No existe infalibilidad de líderes ni doctrina que dé respuesta a todos los problemas. Creer en la infalibilidad es endiosar. Y convertir al pensamiento político en una disciplina matemática, es dogmatizar.

El surgimiento de Milei como emergente de un fenómeno social, da cuenta de aspectos de una sociedad nueva. También, se empieza a conformar un mundo nuevo. En el marco de la misma concepción de fondo hay que sumar nuevas problemáticas, y es evidente que ha madurado una nueva generación en el peronismo y en Unión por la Patria, conformada por intendentes, legisladores y gobernadores. Esa generación tiene que representar un abordaje nuevo de la política, que vuelva a convocar y entusiasmar. Son tareas necesarias, pero, además, urgentes.

Por Luis Bruschtein * Periodista / La Tecla Eñe

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