Un resultado inesperado que obliga a reconfigurar la estratregia

Actualidad - Nacional 14 de agosto de 2023
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El cisne negro tenía cabellera tupida. Originalmente, para Sergio Massa podía verse como un escenario deseable confrontar con Javier Milei y Patricia Bullrich, con una oferta opositora totalmente corrida a la derecha y con la "ancha avenida del medio" libre para transitar. Pero el costo de haber quedado lejos de ser el candidato individualmente más votado como se había planteado como objetivo y lo extendido de la derrota por todo el país, aún en provincias tradicionalmente peronistas, hacían pensar en la necesidad de un volantazo en la estrategia de campaña. "Hay que ir a buscar al elector moderado, a los peronistas cordobeses, los radicales, seguro que a ellos no los atrae ir a votar a la ultraderecha", imaginaba uno de los integrantes de un búnker en estado de conmoción. "Mañana esto empieza de nuevo, hay 60 días para darla vuelta" cerró Massa, planteando la idea de un mano a mano con Milei. 

"Tenemos la ventaja que Bullrich es muy mala candidata y Massa es bueno, así que salir segundos es un objetivo posible. Pero es difícil hoy imaginar cómo se da vuelta porque hay empezar desde cero", comentaba un importante funcionario. La dificultad venía por el lado de lo extendido del voto bronca que golpeó fuerte. "Era un voto culposo porque mucha gente no lo admitía, ahora es un voto ganador y el peligro es que se expanda todavía más", agregaba un dirigente bonaerense de un municipio con una geografía que incluye barrios de clase media y barriadas populares. En las de clase media, comentaba, Milei le había quitado muchos votos a Juntos por el Cambio y en las barriadas populares, donde habitualmente el peronismo consigue diferencias indescontables, también el libertario consiguió una buena porción de apoyos.

En ese sentido, marcaban como un primer terreno a recuperar la diferencia que Axel Kicillof y varios intendentes habían conseguido respecto a la candidatura de Massa. "No creo que se haya militado el corte de boleta, hay un arrastre natural de la estructura del peronismo que produce estas diferencias", comentaba el dirigente, ganador en su municipio. En esa dirección, Kicillof marcó en su mensaje la necesidad de militar la boleta entera de Unión por la Patria en todas partes. Porque también hubo mucha distancia entre lo que obtuvieron la mayoría de los gobernadores del peronismo cuando desdoblaron en las provincias y lo cosechado por Massa en cada una de esas jurisdicciones. El ministro fue el candidato presidencial bendecido como solución por los mandatarios provinciales, pero resultó el candidato del peronismo unido menos votado. 

"Vamos a depender mucho de la capacidad de Sergio", analizaban en el búnker respecto a cómo se podía recuperar terreno de aquí a octubre. A priori, el ministro de Economía parecía el candidato ideal para sumarle al oficialismo en la región central del país, la más refractaria al kirchnerismo, pero esa cualidad no se verificó en las urnas. En muchas provincias el peronismo quedó tercero, en algunas muy lejos. La defensa de la industria nacional, de las pymes, de la soberanía energética, el sistema de jubilación estatal, la salud y la educación pública; el mensaje que comenzó a delinear Massa para confrontar con el libertario, ubicado en la vereda de enfrente de ese ideario. Entre lo cosechado por Horacio Rodríguez Larreta y los de Juan Schiaretti había 3 millones y medio de votantes que se podían ir a buscar.

Ahí en UP creían que habían un terreno para trabajar. Porque en muchas encuestas previas había gente que se mostraba favorable a votar a Milei y se proclamaban partidarios de un ajuste en las cuentas públicas, pero cuando se ingresaba en el análisis de cada rubro al mismo tiempo opinaban que debía haber mayor presupuesto para educación, salud y ciencia, y hasta se mostraban a favor de mantener en control del Estado a empresas como YPF y Aerolíneas Argentinas. "Cuando entremos en el debate de los temas y vean lo que propone Milei, muchos de esos votantes van a pensarlo dos veces. Tenemos que profundizar esa línea", imaginaban.

Otro análisis coincidente fue que los sucesos de la última semana de campaña -la niña asesinada en Lanús, el militante fallecido por la represión policial en el Obelisco- terminaron jugando en contra de las dos principales coaliciones y favorecieron la prédiica antipolítica de Milei. Tal vez una elección en un contexto más normal podría favorecer que el peronismo recuperase porcentajes históricos, pero es complicado imaginar en qué contexto se darán los comicios del 22 de octubre. La referencia de Massa a un encarrilamiento de la relación con el FMI, la posible llegada rápida del desembolso comprometido, será indispensable para tranquilizar el rubro económico. Habrá que esperar este lunes a la reacción de los mercados. La gran dificultad del ministro/candidato. Se le exigía una medida de recomposición de los salarios, pero también se veía indispensable que la inflación muestre un camino descendente.


Un dirigente que transitaba el búnker reconocía que a la luz de este domingo a la noche casi se veía imposible dar vuelta la elección. Pero si se pensaba en un plazo a 60 días, en una discusión en la que Milei y Bullrich comenzarán a ser examinados como posibles presidentes de la Nación y no ya en la lógica de un vehículo del enojo, muy diferente podía ser la situación. "Obviamente, ellos tratarán de moderarse. Pero van a estar mucho más expuestos y van a mostrar lo poco que saben de las cuestiones de gestión. Incluso hay que pensar que por delante están los debates presidenciales. Sergio es muy bueno en eso, aunque claramente ahora la gente no lo evaluó así sino que votó enojada por la inflación. Tenemos que confiar en su capacidad y que puede dar vuelta esta situación, haciendo lo que él sabe hacer. Que es hablarle a la clase media y al elector de centro", concluía.

Por Fernando Cibeira / El Destape

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