El alfajor uruguayo que comió Tinelli, se popularizó con Pachu y Pablo y se fue del país en silencio

Historia 19 de mayo de 2023
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El mercado de alfajores en Argentina es muy competitivo. Tiene jugadores para todos los gustos. Sin embargo, hace casi 20 años, una marca uruguaya apostó fuerte para ganarse un lugar en el mercado nacional. Se trata de Punta Ballena que con su Cocolate conquistó a los jóvenes de aquella época, en particular por sus desopilantes apariciones en el programa humorístico No hay 2 sin 3, con Pablo Granados y Pachu Peña. Pero su aventura argentina no duró mucho tiempo.

La compañía lleva cuatro décadas en el negocio de las golosinas y es el player más importante dentro del segmento de alfajores en el mercado uruguayo. En 1993 elaboraba alrededor de 8,5 millones de alfajores por mes y ostentaba un 75% del market share. Si bien este es su producto estrella, dentro de su portfolio también cuenta con bombones, conitos, budines, panettones y pancakes rellenos.

Su fundador es Adolfo Flangini, quien trabajaba como distribuidor para la marca de galletas El Maestro Cubano. "Mientras mi padre vendía, yo iba corriendo hasta el camión y le bajaba la mercadería. Para mí era un juego. Mi padre tenía esa condición de dejarme hacer, fomentaba de una forma silenciosa que yo hiciera, sin cumplidos pero a la vez sin frenos", recordó Gabriel, su hijo y director de Punta Ballena, en diálogo con El Observador en 2012.

Un problema de nombre
Cuando la relación con El Maestro Cubano empezó a desgastarse, los Flangini optaron por iniciar su camino emprendedor y hacerse cargo de la elaboración de los productos. "Papá alquila una panadería, compra a puro crédito una batidora, un gavillar, un horno de panadería, un stock de leña y algunas materias primas. No había más nada que eso", señaló Flangini. Adolfo se encargaba de administrar la empresa, mientras que Gabriel se ocupaba del marketing y las ventas.

El emprendimiento nació oficialmente en octubre de 1983 con el nombre Belden SA. Al principio elaboraban productos de repostería que luego distribuían en almacenes y kioscos en Uruguay. En 1986 compraron la licencia para producir alfajores temáticos del Mundial de México 86 y luego lo repitieron en Italia 90 y EE.UU. 94. Tras el éxito de su golosina mundialista la compañía se tecnificó con la adquisición de bañadoras, envasadoras y armadoras.

Sin embargo, desde Buenos Aires llegaron malas noticias. Stani, creadora del chicle Beldent, los intimó a que dejaran de usar ese nombre por el parecido fonético. Luego de varias negociaciones, la empresa de los Stanislavsky les pagó una suma para que modifiquen su marca. 

"Fue tan bueno el juicio que nos hicieron que nos terminaron pagando para que tiráramos los envases y todo lo que salía a la calle para que no utilizáramos más la marca. Nos pagaron para que nos retiráramos del mercado y eso que ellos llegaron 4 o 5 años después que nosotros", aseguró Pablo Flangini, otro de los hijos de Adolfo, a Infonegocios en 2019.

El nacimiento de Punta Ballena
Con ese dinero, los Flangini invirtieron en el cambio de imagen y se reinventaron bajo la marca Punta Ballena, la cual Adolfo ya tenía registrada por sugerencia de un panadero amigo.

Para 1992 la empresa producía 7 millones de alfajores por mes. A su vez, compraron un local industrial de 3000m2 con una línea preparada para fabricar 1000 kilos de galletitas por hora; y se quedaron con algunas licencias de personajes conocidos, como Las Tortugas Ninja, los Picapiedras y Los Simpson.

De Tinelli a Pachu y Pablo
En los 90 se produce el primer acercamiento de la marca a la Argentina. Punta Ballena coloca su producto en Videomatch y Marcelo Tinelli, fiel a su estilo, devora uno de sus alfajores de un solo bocado. "Ese fue precisamente el momento en que la empresa dio el gran salto al batir récords de venta en nuestro país y darse a conocer en argentina, un mercado muy exigente en el rubro", indicaron desde la empresa en un mensaje editorial publicado en su revista en 2008.

El segundo se produjo una década más tarde. En 2003 la compañía lanzó el Cocolate, un alfajor de coco y dulce de leche con una base de galletita bañada en chocolate. Y al año siguiente lo promocionó en No hay 2 sin 3, en particular en su sketch "Ricos y Mocosos". Pronto la firma abrió su propia fábrica en el mercado argentino en Quilmes.

Incluso, dos años después, formó parte de la estrategia de Ricardito, la golosina uruguaya recientemente descontinuada, en la Argentina. Primero fue distribuidor de la marca en 2006 y la sociedad implicaba un proyecto de producir localmente este cono de merengue en su planta quilmeña. Sin embargo, eso nunca sucedió. Poco después Punta Ballena abandonó el mercado local.

Hoy la empresa continúa en manos de la familia Flangini y sigue siendo uno de los jugadores más importante del negocio de los alfajores en Uruguay. Cuenta con una planta de 80.000m2, inaugurada en 2009, la cual tiene 16.000m2 de área productiva.

Nota:apertura.com

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