¿Preparando el telón de acero digital?

Actualidad 26 de abril de 2023
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Mi columna en Invertia de esta semana se titula «TikTok con limonada», y habla de la irrupción en el panorama de las redes sociales de Lemon8, la nueva app creada por la compañía china ByteDance, que se ha convertido en la segunda app más descargada en los Estados Unidos en el último mes y ha obtenido más de diecisiete millones de descargas en todo el mundo.

Lemon8 se presenta como un híbrido entre Instagram y Pinterest, una aparentemente inofensiva app de estilo de vida con una gran similitud con Xiaohongshu, una app china con más de 260 millones de usuarios, y supone una nueva incursión en el terreno de las apps sociales en manos de empresas chinas en Occidente.

Esta incursión llega precisamente en el momento en el que la eventual prohibición de TikTok divide a la sociedad norteamericana en función de su edad, de si son o no usuarios de la app, y de su ideología: mientras los votantes republicanos se muestran a favor de prohibir TikTok en más de un 62%, los demócratas, menos partidarios de las prohibiciones por principio, se quedan en un apoyo del 33%. Pero ahora, además, se ven en la obligación de plantearse que en caso de prohibir TikTok, se van a encontrar con su app hermana, procedente de la misma compañía, con un componente social muy similar y con los mismos algoritmos de recomendación, que seguirá campando a sus anchas y, según los partidarios de la prohibición, espiando a los ciudadanos y siendo vehiculizada para manejar posibles campañas de desinformación.

En el fondo, y dado que las apps norteamericanas, sobre todo las que son propiedad de Meta, hacen exactamente las mismas cosas de las que se acusa a ByteDance, la posición es bastante hipócrita, o muy parecida a aquello que decían los norteamericanos de algunos dictadores latinoamericanos: «sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta«. Pero con la irrupción e incipiente popularización de Lemon8, los Estados Unidos se encuentran ante una tesitura muy concreta: la de admitir que la prohibición de TikTok, a pesar de su importante coste político, no va a servir para absolutamente nada, o la de plantearse el fin del «nosotros no somos como ellos» y legislar una prohibición de todas las apps que vengan de empresas chinas, como de hecho hace el gobierno chino con la inmensa mayoría de las apps occidentales.

Este gesto sería el equivalente a un telón de acero digital, y nos situaría ante la llamada splinternet, una interrnet ya completamente dividida entre China y Occidente, un mundo claramente disfuncional a todos los efectos y totalmente alejado de lo que la creación de internet planteaba originalmente. Decididamente, ByteDance ha decidido, con el lanzamiento de Lemon8, forzar la máquina y ver lo que pasa. Ahora queda eso: ver lo que pasa.

Nota:https://www.enriquedans.com/

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