Ni soberanistas ni globalistas: Insubordinación fundante

Actualidad 07 de enero de 2023
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La paz se enfrenta con la guerra, nos dice el socialismo bueno mutado del malo (que son de la misma naturaleza). Expertos en manipular el lenguaje en los jóvenes que piensan con la emoción, mas no con la razón.

Los conceptos fundantes de nuestras Patrias hispanoamericanas: nación, soberanía, independencia, autodeterminación, Justicia social, comunidad nacional, son terminologías que están desapareciendo del espíritu de nuestros pueblos. Tanto el capitalismo liberal como el socialismo de la progresía han consensuado trabajar juntos para que olvidemos nuestra propia naturaleza cultural: hispana, humana y cristiana. Federal y municipalista.

El empleo de expresiones como patriarcado, machismo, feminismo, masculinidad tóxica, crimen de odio, empoderamiento, empatía, etc., han remplazado ideas-fuerza como: valores, principios, derechos y obligaciones, sacrificio, orden, unidad, hambre, indigencia, pobreza, soberanía alimentaria, soberanía sobre recursos mineros e ictícola, agua, litio, petróleo, trabajo digno, comida, niñez y vejez, educación…que nos permiten planificar estratégicamente el futuro que queremos como pueblo y la nación que deseamos.

Uno repite lo que lee, y el lenguaje utilizado por los medios es, en parte, el que adoptan los ciudadanos. Los medios de comunicación (liberales y de la progresía) se valen de su audiencia para conseguir sus objetivos, lo que implica que se considere al público un mero objeto, una herramienta para lograr un fin. Peor aún, estos medios tienen respaldo económico foráneo. No solo viven de la pauta publicitaria que les da el gobierno de turno. En definitiva, son estos grupos económicos subordinantes los que ordenan a nuestras comunidades.

Por lo tanto, el lenguaje constituye un formidable instrumento, para estos sectores, de manipulación y control político, y más en una sociedad que se ha quedado sin predicadores y cuadros políticos y sin cultura política.

Nos han agarrado desprevenidos. Nos seguimos sumando a nuevos conceptos que, como siempre, son tramposos. Ellos nos definen realidades que no son las nuestras. Antes era derecha contra izquierda, ahora globalismo contra soberanistas. Cualesquiera de los dos bandos actúan de la misma forma para con nuestras patrias del criollocontinente. Unos y otros son SUBORDINANTES.

Los Globalistas, básicamente, son un conglomerado de corporaciones que buscan activamente prescindir de los Estados nacionales y su cultura popular, para crear una sociedad mundial sin fronteras para centralizar, reducir y estandarizar todas las economías, la producción y el procesamiento de los recursos naturales y controlar, manipular e influir directamente en las decisiones que tomamos para asegurar que mantienen su poder, control, riqueza e influencia. Estas nuevas élites quieren redefinir la sociedad basada en el razonamiento humano desde la fusión de puntos de vista artificiosos (desde la ideología de género, el lenguaje inclusivo, el materialismo de la vida…que no es casual que todas las naciones estén hablando de lo mismo y al mismo tiempo). Son las claves principales para lograr una unidad de concepción mundial. “Una humanidad más “iluminada” producirá algún tipo de utopía para el planeta Tierra”, una frase maravillosa para los jóvenes de la inteligencia emocional de hoy.

El otro bando, los Soberanistas (patriotistas o nacionalistas), que no comparten las nobles intenciones “mesiánicas” de aquellos. Se los identifica, engañosamente, como la ultra derecha o fascistas. Se presentan como los defensores de los valores tradicionales y de la identidad nacional, dentro de un esquema capitalista y liberal y…también global.

Ambos bandos solo quieren extraer nuestros recursos a bajo costos y sin problema alguno. Ya lo dijo el fundador de Tesla, Elon Musk, que «daremos un golpe de Estado a quien queramos. Lidiad con eso».

Ahora, como hispanoamericanos, que compartimos la misma realidad de empobrecimiento y embrutecimiento de nuestros pueblos, sin una clara dirigencia política, ¿qué debemos hacer? Tal vez, el único camino posible sea la propuesta del politólogo hispanoamericano Marcelo Gullo quien introduce, en el vocabulario político, una de las terminologías más brillante generadas en los últimos 37 años en esta democracia fallida: INSUBORDINACIÓN FUNDANTE.

Desde un revisionismo crítico de la historia, comienza a formular categorías diferentes a las concepciones de las metrópolis europeas y norteamericanas y que nuestros gobiernos, dependientes y subordinados, siguen fielmente asegurando, de esa manera, la situación de Neocolonialismo cultural que favorece a este orden mundial totalmente injusto y desigual.

Sostiene el autor que existe una total contradicción entre el postulado jurídico de la “igualdad de los Estados” y la realidad en la que las decisiones que afectan al planeta son adoptadas por un puñado de gobiernos fuertes, por lo tanto, nos demuestra que el sistema internacional moderno ha estado y está constituido por Estados subordinantes y pueblos subordinados.

Son a partir de estos planteos que, son dos los caminos para conseguir salir de la situación de subordinación y alcanzar, lo que denomina, el “umbral de poder”: por una parte, la insubordinación ideológica que consiste en romper con las concepciones de las potencias que explican el orden internacional desde sus propios intereses y estrategias, generando una visión crítica y propia desde la aceptación de nuestra realidad; y por otra parte, el impulso de políticas que se identifiquen con la idea de EMANCIPACIÓN, los cuales deben fortalecerse y constituirse en los ejes de la estrategia de ruptura. Debiendo agregar que, no es una situación que deberá plantearse en cada nación por separado, sino de manera conjunta y regional. Lo que significamos es que, previamente, cada patria tendrá desarrollar y profundizar su vida dentro de un sistema FEDERAL de gobierno para luego integrase con los otros pueblos en una Confederación de Estados Federales.

La lectura y estudio de la propuesta de una INSUBORDINACIÓN FUNDANTE se hace urgente como necesario en la actualidad, más aún cuando la dirigencia política, que desconoce nuestra historia y la ideología de nuestros pueblos, buscan alinearnos bajo la tutela de Estados Unidos o China. Este es el momento de cortar la DEPENDENCIA.

Luis Gotte
La pequeña trinchera

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