Vuelve Cristina

Actualidad 18 de noviembre de 2022
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El 17 de noviembre de 1972, hace ya cincuenta años, luego de haber sido demonizado, golpeado por las Fuerzas Armadas en 1955 y prohibido durante 17 años, regresaba del exilio Juan Domingo Perón.

La derecha antidemocrática tuvo y continúa sosteniendo la estúpida idea de borrar de la faz de la tierra al peronismo y a sus militantes. A pesar de innumerables fracasos, repiten la pretensión de abolir el peronismo encarcelando a sus líderes y dirigentes, que gobiernan para el pueblo o confrontan con el establishment.

Perón y la resistencia militante no se acobardaron por las balas, los fusilamientos y los compañeros muertos; del mismo modo, a Cristina tampoco pudieron matarla, ni siquiera asustarla con las balas de “los copitos”, los discursos de odio de Clarín y las causas truchas del lawfare construidas por la mafia judicial.

Hace cincuenta años volvía Perón, ayer Cristina lo hizo cantando al sol como la cigarra, igual que el sobreviviente que vuelve de la guerra. La lideresa del pueblo habló en el acto que se realizó por el Día de la Militancia, no casualmente… 

Ayer, en unidad, el campo popular se encontró en el Estadio Diego Armando Maradona en La Plata. 

No es indiferente la elección del lugar: en La Plata Cristina conoció a Néstor y comenzó una militancia continuada hasta el presente. 

Cristina no sólo es el cuadro político más importante y la conductora del kirchnerismo, sino que, ante todo, es una militante histórica del peronismo. 

Desde su posición de enunciación como militante y conductora del movimiento, afirmó recientemente ante los congresales de la UOM: “Voy a hacer lo que tenga que hacer para lograr que nuestro pueblo, nuestra sociedad, pueda organizarse en un proyecto de país que vuelva a recuperar la ilusión, la fuerza y la alegría de nuestra gente”. 

Ayer, como cada ocasión en que habla Cristina, hubo una fiesta militante, una misa laica y popular en la que se produce una movilización de afectos, junto con una renovación del debate político. Cristina, que entre otras cosas sabe escuchar, definirá lo que ella cree que debe hacer porque se lo pide la voluntad popular; de forma manifiesta ofreció su candidatura para el 2023. Sabe que su vida no le pertenece, sino que consiste en una entrega absoluta a la causa popular: Cristina es pueblo y es del pueblo. 

“A pesar de las balas y los fusilamientos no nos han vencido” dice la consigna popular, lo que no quita que sea necesario asumir que el neoliberalismo voraz se apropió de la democracia, por lo que cada vez alcanza menos con llegar al gobierno para sostener el proyecto popular.  

No habrá triunfo duradero sin involucramiento social, sin niveles crecientes de militancia organizada. Ser militante es hacerse cargo, es hacer lo que tengamos que hacer para lograr que nuestro pueblo, nuestra sociedad, pueda organizarse en un proyecto de país que vuelva a recuperar la ilusión, la fuerza y la alegría. 

Se trata de organización y empoderamiento popular, articulación de demandas, construcción de la voluntad popular, conscientes de que la unidad básica del pueblo es la militancia. Para producir esperanza y transformar la realidad, sabemos que sin el gobierno no se puede, pero que con el gobierno no alcanza. 

Ser militante es una elección, una forma de lazo social que consiste en una práctica compañera, solidaria, que se hace responsable y pone el cuerpo para la vida. La estigmatización y desprecio al militante en lugar de su dignificación y reivindicación, es prueba de que su existencia cuestiona y amenaza los intereses neoliberales.

Por Nora Merlin * El Destape

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