Juicio contra Cristina Kirchner: Los fiscales "confesaron" que no saben cómo rescatar su acusación, demolida por las defensas

Actualidad - Nacional 15 de noviembre de 2022
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“El alegato de la fiscalía se sostiene en sí mismo. No tenemos nada que replicar”. Con estas palabras, el fiscal Diego Luciani hizo una especie de reconocimiento de que no puede contestar el notorio derrumbe de la acusación. Es que las defensas arrasaron con las imputaciones claves: que las rutas no se construyeron, que no llevaban a ninguna parte, que se cobraron obras que no se hicieron, que las licitaciones estuvieron armadas, que hubo una concentración anormal en un grupo de empresas -las de Lázaro Báez-, que se otorgaron adelantos ilegales.

Los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola en realidad necesitaban contestar porque les atribuyeron groseras falsedades. Por ejemplo, ellos afirmaron que había obras que no estaban en el Presupuesto Nacional de tres años consecutivos y se probó que todas las obras estaban. E incluso la defensa de Cristina Kirchner demostró que en un proyecto de presupuesto de la oposición de Juntos figuraban las mismas obras por los mismos valores. También la fiscalía afirmó que no se rellenaron los cráteres de los que se sacó la piedra para hacer las bases de las rutas y las defensas hasta mostraron fotos a color de que esos trabajos sí se hicieron. Luciani y Mola prefirieron no responder, porque de lo contrario las defensas iban a seguir exhibiendo más y más naufragios de la argumentación fiscal. En síntesis, Luciani, el jugador de Liverpool que competía en la quinta de Mauricio Macri, gritó: "La hora, referí". 

Pronósticos en la cancha inclinada de Comodoro Py

La admisión de los fiscales de que no van a responder a las cuestiones de fondo contrasta con el pronóstico lanzado este lunes por el sitio Infobae, que adelantó que Cristina será condenada a una pena de entre seis y siete años de prisión. Impacta porque ni siquiera terminó el juicio y porque quien formula el diagnóstico nunca cubrió el juicio. 

Una mirada a las audiencias o incluso sólo de los alegatos indicaría que la acusación fue arrasada. Sin embargo, en la cancha inclinada de Comodoro Py retumban los dichos de la propia Cristina Kirchner: “La condena ya está firmada de antemano”.

Los fiscales confesaron que no tienen respuesta

La audiencia de este lunes estaba dedicada a que Luciani y Mola contestaran a las nulidades planteadas, en especial por la defensa de Báez, a cargo de un joven abogado, Juan Villanueva. Como era previsible, los fiscales aprovecharon la oportunidad para mejorar su perfomance en el alegato y su desempeño sobre todo en los tres años y medio de juicio, en que cada audiencia fue una especie de mini-derrota. En ese marco, dedicaron un rato a elogiarse a sí mismos, a su equipo, a un perito que naufragó cuando le tocó hablar, y nada de eso tenía que ver con las nulidades.

Pero lo más impactante estuvo al principio, en la voz de Luciani y se sintetiza en la frase: “No tenemos nada que replicar”. Sucede que después de los alegatos había una enorme cantidad de cuestiones a responder. Algunos ejemplos son los siguientes:

  • Los fiscales habían dicho que lo que llamaron El plan limpien todo consistió en aumentarle el presupuesto a Santa Cruz en 2015; que con ese dinero se le pagaron 537 millones de pesos a Lázaro Báez y que eso se acordó en una reunión de Cristina con Báez en Santa Cruz, el 30 de noviembre de 2015, 20 días antes de que CFK dejara la Casa Rosada. El defensor de la vicepresidenta, Carlos Beraldi, demostró que el presupuesto para Santa Cruz de 2015 no subió, sino que bajó, que a Báez no se le pagó absolutamente nada y que Cristina no estaba en Santa Cruz aquel día. La reunión no existió. Eso requería respuesta de los fiscales. No la hubo.
  • Luciani y Mola afirmaron que 15 de las 51 obras cuestionadas no figuraban en los presupuestos. Beraldi y Ariel Llernovoy exhibieron en su alegato cada año dónde figuraban esas obras en los respectivos presupuestos nacionales. Y, como frutilla, que el presupuesto alternativo presentado por JxC también incluyó las mismas obras, con los mismos valores.
  • Los fiscales utilizaron cuatro (4) mensajes de un gerente de Lázaro Báez a José López, exsecretario de Obras Públicas -el hombre que dejó los nueve millones de dólares en el convento de General Rodríguez- y a un secretario de CFK. Todo ocurrió al final del mandato de Cristina. Luciani y Mola quisieron demostrar que los mensajes evidenciaban familiaridad y alguna trama oscura en la que estaría involucrada la vicepresidenta. Pero un análisis del celular de López demostró que había 26.000 mensajes y sólo cuatro con una relación lejana con CFK. Es que el reclamo de pagos era habitual de parte de todos los empresarios, pero mucho más de los constructores macristas -entre ellos Nicky Caputo- que sí tenían una increíble intimidad y familiaridad con López. Eso requería alguna respuesta de Luciani-Mola.
  • Los fiscales afirmaron que la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), en tiempos de Cristina, sólo hizo convenios con Santa Cruz. La defensa del que fuera titular de la DNV, Nelson Periotti, exhibió 500 convenios en todo el país. Debió haber algún tipo de contestación.
  • Luciani-Mola habían dicho que las empresas de Báez cobraron y no hicieron lo que se llama “remediación de canteras”, o sea rellenar los cráteres que quedan después de sacar la piedra que se utiliza como base en las rutas y por encima de la cual se coloca el asfalto. La defensa de Báez mostró, con fotos a color, que ese trabajo se había hecho. Era esperable alguna réplica.

Estos son sólo algunos ejemplos, los más burdos, de cuestiones en las que directamente las defensas dejaron en claro falsedades de la acusación.

Luciani y Mola se defendieron con Comodoro Py y la Corte

“El juicio debe anularse”, planteó esencialmente la defensa de Báez. Y adujo algunas razones que los fiscales intentaron responder:

  • Que a Báez, como se sabe, lo espiaron ilegalmente cuando estaba preso en el penal de Ezeiza. Eso incluyó los diálogos con sus abogados, violando el derecho de defensa. Los fiscales argumentaron que no se probó que eso haya producido ningún efecto en la causa, que la defensa debía probar el perjuicio. Para colmo redondearon con un agregado llamativo: que el constructor sabía que lo estaban escuchando porque se lo contó un penitenciario.
  • Que las obras ya se juzgaron en Santa Cruz, Báez fue absuelto y que nadie puede ser juzgado dos veces por los mismos hechos. A eso, Luciani-Mola le contestaron que el juicio no puede anularse porque la Corte Suprema ya afirmó que no son exactamente los mismos hechos. La resolución de la Corte, con tres años de demora, se firmó justito antes de los alegatos, como un mensaje -uno más- del máximo tribunal contra CFK. En realidad, las obras sí fueron motivo de tres causas en el sur que la justicia santacruceña desestimó por inexistencia de delito, pero los fiscales consideraron que no se investigó como corresponde.

En verdad, Luciani-Mola debían ceñirse a los pedidos de nulidad, pero usaron nada menos que tres horas y media en las que se salieron de los límites y trataron de mejorar un poco los naufragios del alegato y de todo el juicio. Eso motivó que algunos de los defensores dijeran que “fue una réplica encubierta”, aunque bastante limitada. En particular, Villanueva pidió responder y el Tribunal -Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Gorini y Andrés Basso- lo autorizó a contestar este viernes, a partir de las 9.30. En ese momento, se supone que se fijará un cronograma para que los 13 imputados digan sus últimas palabras --si así lo desean-- y luego los magistrados darán a conocer el veredicto. Es seguro que en ese proceso Cristina volverá a hablar.

Este lunes los fiscales admitieron que no tienen respuesta y que prefieren terminar cuanto antes con la secuencia de refutaciones de las defensas. Es que Luciani y Mola armaron un show todo el tiempo que sabían que las cámaras de los grandes medios los acompañaban. Y eso fue todo. El resto del tiempo, sufrieron el juicio. Es que todos los testigos, incluyendo los convocados por ellos, les declararon en contra una y otra vez.

Por Raúl Kollmann * P12

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