En organizaciones grandes que atraviesan cambios en sus estructuras, como es el caso de Alsea Cono Sur, que en 2020 se regionalizó, es fundamental promover una cultura que reconozca y potencie el rol del líder, ya que será un agente clave para abordar los desafíos del futuro de una manera positiva. Es por eso que esta compañía busca desarrollar líderes que anticipen los desafíos y transformen el negocio, movilicen a sus equipos desde el propósito para desarrollarlos y sacar lo mejor de cada uno e impacten en los mismos desde la pasión por entregar experiencias únicas.

Asimismo, las organizaciones que presentan una gran multiculturalidad, como Alsea Cono Sur, donde conviven diferentes países y marcas, cada una con su propia esencia e impronta, necesitan crear una cultura que genere orgullo y sentido de pertenencia hacia un mismo equipo. En el 2021 Recursos Humanos inició un proceso de Transformación Cultural para definir, junto con la colaboración de todas las áreas de la compañía, la cultura deseada de Alsea Cono Sur. El Sello de Liderazgo se enmarca dentro de este proceso para desarrollar a líderes que impulsen esta cultura. 

“Trabajamos en el Sello de Liderazgo, entendiendo este punto como fundamental para nuestra cultura y logrando que se amplíe a todos los procesos y subprocesos de Recursos Humanos a través de sus tres dimensiones fundamentales: Anticipa, Moviliza e Impacta”, explicó Martín Lucia, director de Recursos Humanos en Alsea Cono Sur. Cada dimensión tiene una descripción y categorías que permiten identificar las acciones esperadas en las prácticas cotidianas para que el sello cobre vida en todos los espacios de la organización.  

Sello de Liderazgo
Cada vez se hace más evidente para las empresas la crisis de talento y es en este contexto que el rol del líder en las organizaciones resulta un factor diferenciador en la experiencia de los colaboradores. Es por eso que trabajar en programas como el Sello de Liderazgo toma un papel estratégico para el éxito del negocio.

Además, tener un modelo de liderazgo propio dentro de la compañía, orienta la toma de decisiones cotidianas, aporta en la resolución de conflictos, aumenta la productividad laboral al definir el qué y cómo, simplifica las metodologías de trabajo, fomenta la sinergia de acciones, facilita los procesos de priorización y moviliza e inspira a los equipos.

“Instaurar esta nueva forma de hacer las cosas, es sin duda una motivación a ir por más. Si bien nuestra hoja de ruta está definida, es solo el punto de partida para seguir promoviendo comunidades más sanas y justas y para seguir empoderando a nuestros colaboradores en el desarrollo de las habilidades de liderazgo que les permitan crecer tanto en lo profesional como en lo personal”, concluyó Lucía.

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