Trabas a las importaciones ya golpean al consumo: no hay cocos ni mangos y vuela el precio de la palta

Economía 21 de octubre de 2022
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En el Mercado Central de Buenos Aires ya no hay cocos, plátanos ni mangos, y la caja de 10 kilos de palta llega a valer 11.500 pesos. ¿Un mero Palermo people problem? No exactamente, porque productos usualmente económicos y ecuménicos, como la cebolla o el zapallo, cuestan más del quíntuple que hace un año. Entonces, ¿qué es este desaguisado?

Ayer debutó el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) y se suponía que traería certezas a la desde hace cuatro meses trancada importación de frutas y hortalizas, Pero no: "Pudimos cargar en el SIRA los pedidos nuevos para importar, pero una vez que se presentan deben ser autorizados por la Secretaría de Comercio, y no nos autorizaron nada. A todos los colegas con los que hablé les pasa lo mismo desde ayer, hay mucho malestar", le dijo a iProfesional un importador de frutas, sorprendido porque, como también exporta, hasta ahora no tenía mayores problemas para obtener autorizaciones. 

Antes, hasta cierto monto, todas las licencias para importar frutas y hortalizas eran automáticas, lo cual tiene sentido porque no son productos de alto valor y porque son perecederos: prácticamente no se pueden stockear, la biología misma los lleva a echarse a perder. 

Frutas: casi cuatro meses con complicaciones 

A fin de junio pasado, con el objetivo declarado de recomponer las casi extintas reservas del Banco Central, el Gobierno cambió el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), y las licencias no automáticas (SIMI B) pasaron a financiarse a 180 días. Productos, como la palta, la piña, el coco y el mango quedaron bajo el plazo de este régimen, que supuestamente iba a funcionar por un trimestre, hasta salir del apremio de la falta de dólares. 

"En este rubro es prácticamente inviable ese plazo: no sabemos cuánto va a valer el dólar en 25 semanas, ni si realmente ese plazo se va a cumplir", explica un importador. Así, las importaciones de estos productos se empezaron a restringir: en paltas, por ejemplo, en julio ya se importó un 24% menos que el mismo mes del año anterior, y en agosto, un 35% menos (el INDEC aún no publicó los datos de septiembre). La escasez de oferta hizo que los precios se recalentaran, porque en esta época ya casi no hay producción nacional. 

Importar cebollas, como si fueran palos de golf

En el último mes, las cosas se complicaron más: el BCRA anunció que la medida se extendía hasta fin de año, y a los importadores les redujeron el cupo mensual que tenían en función de las exportaciones del año previo. "Es muy complejo trabajar con esta incertidumbre. Quizás te otorgaban algunos SIMI A (sin demora para el pago), pero al tercer pedido empezaban a autorizártelos como SIMI B". 

Así, los pagos a 180 días empezaron también a cebollas y zapallos. Con sus cupos acotados, los importadores parecen haber priorizado traer los productos con mayor rotación, y el coco y el plátano dejaron de verse. También el mango desapareció estos días: lo último que se vio la semana pasada rondaba los $2.300 la caja de 7 kilos, un 195% más que un año atrás. 

"Primero fueron las Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI), después las SIMI, después la Aduana paralizada, ahora el SIRA que no autoriza… Hay mucho malhumor en el Mercado. Este sistema de 180 días te lleva a tener más deuda de lo que podés aceptar, así que nosotros ya habíamos bajado un cambio. Porque tampoco se puede trasladar todo a precios alegremente, ni podés stockear: esto no es whisky, es perecedero". 

La Aduana y los camiones varados en la frontera 

Para colmo, por el cambio del SIMI al SIRA, los primeros días de octubre se paralizó la Aduana, y un tendal de camiones quedó varado varios días en las distintas fronteras con Brasil, Bolivia, Chile, muchos de ellos con sistema de frío. 

Eso trajo un problema adicional: "En este rubro, muchas veces cuesta más el flete y los gastos que la mercadería. Cuando el camión, en vez de 5 días de viaje, tiene 25, conviene tirar todo. Porque el camión cuesta en dólares: si viene con mangos del norte de Brasil y queda días trabado en la frontera con la Argentina, con el camionero a 3.000 km de su casa, ¿cómo pagás eso? ¿Le recargás ese costo extra a los próximos fletes? ¿Se entienden los problemas que genera el cambio de reglas sobre la marcha?", se pregunta un importador.

La tormenta perfecta en el caso de cebolla, zapallo y batata 

Toda esta problemática afectó también a productos de menor valor unitario, como la cebolla, donde a nivel mundial se juntaron los cuatro jinetes del apocalipsis. La descomunal sequía hizo fallar también la cosecha de otros productos, como el zapallo y la batata, y la conjunción de factores resultó explosiva en los precios, hasta llevar las cajas de 20 kilos a más de $ 5.500. Como la comparación además se da con precios bajos el año pasado, los aumentos en algunos casos superan el 500%.

Normalmente, lo importado tiende a nivelar los precios hacia abajo cuando se produce un faltante en el mercado local, por ejemplo, por un tema climático. Pero en este caso parece estar funcionando al revés: la carestía de lo importado recalienta los precios de lo nacional. 

Para el experto Mariano Winograd, presidente de la asociación 5 al día, "más allá de que esta disparada de precios es producto de la turbulencia de resoluciones y trabas aduaneras, porque este es un mercado muy sensible a la oferta y demanda, quizá también indica que el valor del dólar está distorsionado, que este dólar oficial barato ya no permite funcionar a los mercados y lleva a fundirse a los productores".

Nota: iprofesional.com

 

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