El enigma de los congelados: por qué el negocio no logra despegar a pesar del boom de consumo

Actualidad 18 de octubre de 2022
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El negocio de los alimentos congeladosen Argentina se encuentra en el centro de un intrincado laberinto. Por un lado, ciertos factores extraordinarios, como lo fue el aislamiento, provocan un alza en el consumo, que en este caso se tradujo en un crecimiento de doble dígito en algunos segmentos. Pero, al mismo tiempo, el rango de precios en el que se ubican la mayoría de sus marcas, en comparación con su variante fresca, lo vuelven sensible a los cortocircuitos de la macro y en particular a la pérdida de poder adquisitivo.
Tras el efecto pandemia, los números que subieron empezaron a descongelarse este año. Y con un consumo per cápita que aún es bajo, al contraponerlo con otros mercados de la región, el frenesí frozen podría haber encontrado su techo.

Según Euromonitor, la industria movió más de $ 37.300 millones en ventas a precios constantes el año pasado. Los principales protagonistas del freezer son los rebozados de pollo con el 41,9 por ciento de participación y las hamburguesas de carne animal con alrededor de un tercio del share, de acuerdo a información provista por Kantar Worldpanel.

"El espacio para crecer es enorme", apunta Gustavo Kahl, CEO de Marfrig Argentina, que a través de Quickfood maneja las marcas Paty, Good Mark y Green Life, entre otras. Su optimismo se basa en el nivel de consumo por habitante por año que exhibe el sector en contraposición con otros mercados. "Los últimos datos hablan de alrededor de 2 kilos per cápita versus 4 kilos en el promedio de América latina", puntualiza.
El ejecutivo detalla que el negocio de hamburguesas de la compañía exhibió una suba de entre 15 y 20 por ciento interanual en 2020 y del 23 por ciento en 2021, pero que en el primer semestre de este año el crecimiento se desaceleró. "El consumo creo que todavía sigue siendo bajo. Probablemente pasamos a unos 2,5 kilos per cápita por año", analiza.

Para Augusto Motta, CEO de Calisa, la procesadora avícola del grupo entrerriano Motta, no hubo tal boom de consumo. "No estamos cerca y por lejos. Esto sin lugar a dudas depende del PBI. Consideramos que el aumento del consumo se debió a un traslado de tipo de productos de frescos a congeladosporque en 2020 y 2021, por las restricciones, el consumidor debía comprar menos veces y conservar mayor tiempo y ese fue el eje del aumento", describe.

La firma cerró el 2021 con un empuje del 18 por ciento en volumen en su negocio de congelados y continúa desarrollando una inversión de US$ 25 millones para construir una nueva planta que estará operativa a fines de 2023. Durante el primer semestre de 2022 equiparó el volumen total del 2019.

Entre enero y mayo de este año, el rubro de congelados acumulaba una tasa de crecimiento cercana al 10 por ciento en comparación con el mismo período de 2021, según datos de Scentia. "Está lejos de ser un mercado en retracción, creo que es uno de los pocos segmentos que en la Argentina tiene cierta dinámica", asegura Leonardo Alaniz, director de la consultora. Aunque, destaca: "Igualmente todavía no hay una visión clara de cómo esta situación de precios acelerados va a terminar afectando la distribución de canastas".

CUESTIÓN DE PRECIO
Desde el sector coinciden en que el poder adquisitivo es el principal obstáculo para la expansión del negocio. "En momentos en los que el bolsillo aprieta, la gente vuelve a comprar cebolla para picarla en lugar de comprarla congelada ya cortada", dice Martín Grosbard, fundador de Qüem, una cadena de tiendas especializada en venta de productos bajo cero que cuenta con 22 locales en operación. Un informe de la consultora Focus Market de mayo pasado arrojó que en los últimos siete años la distribución del ingreso en Argentina cayó un 86 por ciento en dólares.

No obstante, el emprendedor puntualiza que no todos los productos congelados resultan más caros que sus contrapartes frescas. "Si compras una pizza congelada seguramente va a ser más barata que un delivery. En cambio, la espinaca te cuesta mucho menos hervirla en tu casa", enumera. Y analiza: "Lo que pasa es que hoy la oferta y la demanda está desfasada. Hay un gran interés en invertir en el sector porque no hay mucha competencia, pero eso no se traduce en que toda la ciudad va a ir a comprar productos congelados".

En el mundo de las papas prefritas, McCain es el principal player con dos tercios del mercado, sin embargo todavía batalla por un lugar en los freezer domésticos. "La penetración en hogares el producto no supera el 15 por ciento y fuera del hogar, sin contar a las grandes cadenas de fast food, ronda un 30 por ciento. Todavía tenemos un campo muy grande para hacer crecer la categoría", comenta Diego Peña, director general de la firma para Cono Sur. Un kilo de papas frescas en el supermercado cuesta seis veces menos que una bolsa lista para cocinar.

El grueso del negocio de McCain en Argentina pasa por la exportación (lo mismo sucede con su rival Simplot), que representa un 70 por ciento de su producción. Recientemente inauguró una planta en Brasil para agrandar su posición en ese mercado con un desembolso de US$ 100 millones. En junio pasado cerró su ejercicio anual, el cual arrojó un crecimiento del 25 por ciento en consumo masivo. "El consumo empezó a mermar porque la gente ve que le sube el gas, la luz, aunque nuestra categoría todavía está en una burbuja. La proyección es seguir creciendo. Quizá no sea un número similar, pero apuntamos al doble digito", remarca Peña.

MIRANDO MÁS ALLÁ
El espacio en las cadenas de supermercados es limitado y las grandes marcas ponen al servicio su musculo de distribución para copar las heladeras y góndolas bajo cero. "Durante muchos años veías solo Paty, Granja del Sol y McCain. Ahora noto que hay un poco más de oferta, aunque ser una PyME y competir contra esos monstruos no es fácil", dice un empresario que conoce el negocio. Algunos, entonces, empiezan a mirar con buenos ojos el mercado internacional.

La distribuidora Tienda Veggie en realidad empezó fabricando hamburguesas veganas bajo la marca Burganas y luego sumó la pata de distribución para abaratar costos. Si bien está presente en Coto, Carrefour y Changomás, sus dueños aseguran que su fuerte está en las tiendas naturales o Green stores. "Hoy convivimos en el freezer solo gracias a la demanda del cliente que busca productos menos procesados", reflexiona su director, Gastón Pinto. Fabrican 70.000 paquetes de medallones por mes en su planta en Haedo, ya exportan a Paraguay y están avanzando para hacer envíos a Emiratos Árabes Unidos, España e Israel.

"El supermercado hoy sigue con sus marcas mega industriales y casi monopólicas, pero la demanda viene por otro lado", comenta un empresario que tiene un pie en el rubro alimenticio. Según un relevamiento de Euromonitor, Paty, de Quickfood, ostenta un 43 por ciento del market share en la categoría de congelados procesados de carne, mientras que Granja del Sol (Molinos Río de la Plata) tiene un 64 por ciento en sustitutos cárnicos.

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