Unidad radical hasta que duela

Actualidad - Nacional 16 de octubre de 2022
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“Una historia no compatible”. Con título casi novelesco, Federico Storani lanzó una advertencia esta semana que alimenta el pasilleo opositor en torno a una posible escisión del radicalismo de Juntos por el Cambio. Una idea que suele regurgitar de los organismos partidarios menos proclives a asimilar las posiciones de algunos socios de ocasión que consideran a contramano de la identidad del partido centenario.

Si bien la advertencia no enciende alarmas demasiados estruendosas en las filas de la alianza que gobernó el país entre el 2015 y el 2019, el principal debate dentro del universo boinablanca gira en torno a la relación con su principal aliado dentro de Juntos por el Cambio, el PRO. Lo que se pone en juego es casi una cuestión que combina el revisionismo histórico y el análisis sobre el horizonte en el que radicalismo se imagina teniendo responsabilidades de gobierno. Si no se rompe, entonces, la discusión es cuánto se puede doblar.

La mirada que contempla al partido centenario como “socio mayoritario” de la coalición opositora hasta ahora nunca se vio plasmada a nivel nacional. “La primera vez hubo internas, y el PRO las ganó por amplio margen. Pero en 2019 podría haber sido un buen momento para reivindicar nuestro rol y apareció la candidatura de Pichetto”, señala un correligionario que no recrimina pero anota acciones que su fuerza política “debería facturar en algún momento”. “Decime diez tipos más peronistas que Pichetto”, provoca buscando distender la situación.

Con el plan lanzado, entre las fuerzas rojiblancas aseguran que agudizar las diferencias con el ala amarilla de Juntos por el Cambio no implica necesariamente plantear una virtual ruptura de la coalición. Plantar un candidato a presidente radical competitivo es la opción más fuerte que por estas horas gana terreno entre las diferentes vertientes partidarias, desde donde repiten casi como un mantra que la unidad es una de las principales virtudes del equipo opositor.

La oposición antigrieta

Más allá de muchos amagues, desde el radicalismo hay dos candidatos anotados: Gerardo Morales y Facundo Manes. Hay una pica silenciosa por la candidatura. Y porque pelean por el mismo electorado y convocan a los mismos sectores para el armado amplio. Pero no la dicen en voz alta salvo cuando alguno se sale del libreto, como cuando Manes le pegó a Macri y Morales le salió al cruce.

Con sus matices, ambos desafían a los principales aspirantes del PRO con discursos que coquetean con la transversalidad. Mientras el gobernador jujeño mantiene conversaciones más frecuentes con los presidenciables del cambiemismo y la picantea contra algunos de los referentes históricos del espacio, el diputado recorre el país confiando en su “capacidad de penetración en los sectores populares”. “Facundo llega muy bien a los sectores que votaron a Alberto Fernández y que hoy están decepcionados, eso no lo tiene casi nadie en nuestro espacio”, aseguran desde su armado. Agregan que Manes acaba de terminar de recorrer las setenta ciudades del país con más de cien mil habitantes y que profundizará su recorrido nacional con un nuevo formato.

“La relación entre ellos es muy buena, ambos quieren un radicalismo que sea protagonista de lo que viene y, si bien no se han reunido mucho en el último tiempo por una cuestión de agendas, el diálogo es permanente”, aseguran a Página 12 desde las usinas del radicalismo bonaerense. Sin embargo, hay cintureos que parecen propios de quienes se esmeran en esquivarse. La semana pasada viajaron a Córdoba con un día de diferencia y el viernes participaron en el coloquio de IDEA desde paneles separadas, con apenas un par de horas de distancia. Llega uno, el otro se va. Y viceversa.

Acentuando las coincidencias, cuando la espuma baja, desde ambos sectores destacan que el jujeño y el neurocirujano comparten la idea de construir una opción “de centro”, a diferencia de algunas expresiones del PRO en las que van ganando terreno las posiciones más radicalizadas. “Hay un sector irresponsable de los halcones que quiere que explote todo ya. En el medio estamos los argentinos”, dijo Manes el pasado jueves en televisión. “Cristina y Macri tienen que dejar espacio para la renovación política, la grieta no le hace bien al país”, dijo Morales horas antes en la radio. A comienzos de semana había advertido que se preparaba para darle “una paliza” a Macri si el expresidente se decidía a ir por su segundo tiempo.

Primero, la UCR

“La unidad de Juntos por el Cambio es imposible si primero no garantizamos la unidad del radicalismo”, dicen desde la tropa centenaria cuando se les consulta por la mejor manera de garantizar el armado de cara al 2023. “Es un riesgo muy grande jugar con la posibilidad de una ruptura cuando al frente tenemos un oficialismo que, con la infinidad de problemas que tiene, todavía está fuerte”, lanzan como advertencia.

A partir de esa lectura, no quieren ni hablar de la suspensión de las PASO. Si bien reconocen que el cambio de reglas representaría “un problema”, también advierten que el partido tiene “mecanismo propios para garantizar un competencia interna transparente”. Lo que sí está dividido es la forma en que los dirigentes deberían agruparse. Están quienes ven con mayor simpatía repetir el esquema nacional del 2015, cuando cada fuerza integrante de Juntos por el Cambio fue con su candidato a la interna, y los que creen que estratégicamente “conviene” armar listas mixtas a partir de “las ideas”.

De esa discusión nacional desmarcan a las provincias, con un tono federal que también gana terreno en la campaña de ambos referentes. “Cada distrito tiene su particularidad y no nos parece bueno que eso se digite desde las órbitas nacionales”, advierten al ser consultados al respecto. Esa advertencia se anticipa a focos de poder específicos, como el que podría darse en la Ciudad Autónoma, donde todo hace suponer un principio de acuerdo entre Rodríguez Larreta y Martín Lousteau, en contraposición a la alianza halcona que podría unir a Patricia Bullrich con Jorge Macri.

En el plan unidad, este viernes se aceleró un acuerdo entre los referentes del radicalismo bonaerense para presentar una lista única en las internas de noviembre, en las que Maximiliano Abad sellará un período más en la conducción partidaria. Para darle un cierre a las negociaciones, Manes volvió a asumir su rol de garante de la unidad de la UCR en la provincia de Buenos Aires tras un pedido en el que jugaron un papel determinante el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que imagina la unidad como base para su proyección provincial, y Lousteau, cabeza de Evolución, la línea interna que divide la bancada del partido en la Cámara de Diputados a partir de referentes de alto perfil como el cordobés Rodrigo De Loredo, el economista Martín Tetaz y el vicerrector de la UBA, Emiliano Yacobitti.

La unidad interna del radicalismo quiere presentarse, de ese modo, como el cimiento que garantice el armado opositor que, ampliando sus vasos comunicantes cosechó el 40% de los votos en las legislativas del 2021. “Queremos que esa sea la base”, afirman los opositores desde la tierra gobernada por Axel Kicillof.

Por César Pucheta

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