Desocupación: el foco en la calidad más que en la cantidad

Economía 24 de septiembre de 2022
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Esta semana se conoció el dato de desocupación para el segundo trimestre de 2022, que se ubicó en 6,9%. Analizamos tres ejes para entender el mundo laboral actual.
En primer lugar, resulta evidente que la desocupación continúa bajando en la Argentina, registrando el porcentaje más bajo desde 2015 (6,6% en igual periodo). En relación al segundo trimestre de 2021 está 2,7 puntos porcentuales por debajo. 

Si se mira en perspectiva, ¿qué había pasado en el periodo anterior? Vale recordar que este proceso a la baja se da tras el pico de 13,1% del segundo trimestre de 2020, con el fuerte impacto de la pandemia, y que viene de un 2019 donde, tras cuatro años de medidas de destrucción de fuentes de trabajo, la desocupación había llegado al 10,6% (ya en 2016 escala a 9,3%, en 2017 baja a 8,7%, para volver a subir en 2018 a 9,6%). Es decir que, lo que se intenta es desandar ese proceso que duplicó la desocupación en el país.

Ahora bien, ¿qué sucedió entonces este trimestre? En valores absolutos, el desempleo alcanza a 957.000 personas, si se considera la muestra de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC). Por su parte, la tasa de actividad se encuentra en niveles máximos históricos (47,9%), luego de una sensible caída en pandemia.

En relación, la población económicamente activa (PEA) se incrementó en 696.000 casos con respecto a 2021, lo que da cuenta de más personas que trabajan o buscan trabajo activamente en el mercado laboral, sin que exista por el contrario un efecto desaliento que pueda ser motivo de la caída de la tasa de desocupación por inactividad. Por lo tanto, hay más población buscando trabajando y que logra encontrarlo (el aumento de la ocupación fue de 1.012.000 personas), siendo esto lo que explica la reducción del desempleo. 

Dicho lo anterior y en un segundo orden de análisis, ¿qué características tienen esos trabajos? Los datos recientes dan cuenta de que, en comparación con el mismo trimestre del año anterior, la reducción de la desocupación se vincula a la generación de empleo sin aportes jubilatorios (que pasó de 9,5% al 12,4%). 

Si se observa la cantidad de ocupados con descuento jubilatorio, es posible detectar que se mantiene estable, e incluso con alguna caída, entre el segundo trimestre del 2021 (5.947.632) y el mismo periodo de 2022 (5.943.948). Al tiempo que, al poner la lupa sobre los ocupados no registrados, el número asciende de 2.742.840 (segundo trimestre 2021) a 3.612.988 este año. 

Lo anterior enciende las alertas sobre la calidad y condiciones que predominan en los trabajos que se obtienen, considerando además que la no registración impacta en el acceso a los derechos laborales actuales y en el acceso al derecho jubilatorio futuro, así como en el propio sostenimiento del sistema de Seguridad Social, solidario e intergeneracional. 

Se agrega que la subocupación (gente que busca otro o más trabajo porque no está satisfecha con lo que tiene) se mantiene en torno al 11%, nivel similar al 2017, por lo que habría gente dispuesta a trabajar más obteniendo mejores ingresos, pero faltarían puestos para esta demanda. Además, no debe perderse de vista que el dato de asalariados no registrados de EPH es un piso que no da cuenta de la totalidad del mundo de la informalidad laboral, de mayor dimensión.

En tercer lugar, en este contexto se reabre permanentemente la preocupación por los ingresos ya que, como se ha mencionado en otras oportunidades, el crecimiento del empleo no va acompañado con una evolución creciente de los salarios reales. Ello se evidencia tanto por las condiciones en las que se da el trabajo no registrado, como al mirar los datos difundidos de la Canasta Básica Total ($119.757 en agosto) y comparar su evolución con la mediana de salarios registrados privados (el punto donde la cantidad de asalariados registrados se divide en mitades). 

Los datos muestran que la relación de la mediana de salarios con respecto a la CBT se redujo desde mediados de 2017 y hasta finales de 2019 pasando de representar 112,7% a un 84%, en otras palabras, la mediana de salarios creció muy por debajo. Esto se profundiza levemente con la pandemia y luego se recupera en niveles cercanos al 90%, en buena medida como resultado del efecto “tarifas”. No obstante, según los últimos datos, para agosto de este año, la mediana es el 87% de la CBT. Hay que recordar que comparamos salario individual de un trabajo registrado privado vs un indicador (CBT) para familia tipo (4 integrantes), lo que supone que ese hogar es pobre solo si en dicho hogar el único ingreso es el mencionado salario.

Finalmente, señalar que continúa la recuperación de la actividad y el empleo, pero los ingresos de gran parte de la población no logran superar el umbral de la canasta básica, aumentando así la fragmentación y dispersión entre trabajadores tanto dentro del mundo registrado como, y más aún, en relación a los no registrados, todavía 10 puntos por debajo de diciembre de 2019. 

Por Eugenia Rodríguez 
Analista Económica e Integrante del Centro de Económica Política Argentina (CEPA).

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