Puja distributiva para que también gane el trabajador

Recursos Humanos 08 de agosto de 2022
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Dos puntos clave para la discusión sindical de estos días se remontan también a 25 años atrás: distribución de la riqueza y la necesidad de oponer algún límite al poder real de los grupos concentrados. Tanto en 1997 como en este 2022 está en jaque un gobierno peronista. Liberal por la tónica de Carlos Menem, en estado de crisis sostenida bajo la presidencia de Alberto Fernández y por ende “obligado” a serenar los mercados. Existen otras discusiones pero las citadas son centrales.

Asomando entonces a la galaxia talentosa y vigente de Charly García se hace sencillo tomar su canción “Inconsciente Colectivo”, y cuando esa letra reza que “de vez en cuando escuchas aquella voz” inferir hasta que algún dirigente gremial se remite a Juan Perón.

No menos cierto es que a Perón se lo cita y edita “a piaccere” desde diferentes paladares sindicales. Ante la duda, se invita a “googlear” sobre peronismo, sindicatos y menemismo.

Algo que también certificó un funcionario, antes de partir de la Casa Rosada días antes del 10 de diciembre de 2015: “Nuestros sindicalistas modelan a Perón a su manera, al extremo de construir a un Perón que no existió”, fue su voz apesadumbrada y en off.

Eran días donde se frotaban las manos Cambiemos para asumir el poder, había revoleos de culpas en el kirchnerismo por la derrota, estaba la CGT dividida en la de Hugo Moyano y la de Antonio Caló.

Y una postdata entre miles, la anécdota contrafáctica de que el impuesto al sueldo había jugado un papel electoral a favor de Mauricio Macri, cotizando como el dólar blue en jornadas de corridas olímpicas cambiarias.

Sólo algunas huellas para la reflexión sobre los 25 años de BAE Negocios y el devenir del sindicalismo en dicho lapso. Abierta la chance para que haya un loop de esos y otros sucesos.

Sí remarcamos que la referencia a 1997 tiene lugar cuando el “salariazo” y la “revolución productiva” ya estaban a punto “Leonardo Di Caprio” en las últimas escenas de Titanic. Sin paritarias y con el rayo paralizador menemista para otros convenios laborales. El resto es sabido, y vaya si tuvo y tiene sindicalismo afín.

Tres prismas

En beneficio de la legitimidad de este enfoque solicitamos consideraciones a los colegas Adolfo Rocasalbas (agencia Télam) y Pablo Maradei (Infogremiales). El primero un testigo de la órbita sindical durante décadas y hasta el presente. En tanto Maradei se realza por tamizar en justo grado la incidencia política de cada movimiento sindical.

Trazamos con ellos dos puntos en común, la contundencia del debate de 1997 y 2022 sobre distribución de la riqueza y la necesidad de poner límites al poder concentrado y luego cada uno aportó su prisma para detallar otros aspectos importantes con efectos colaterales extendidos.

Rocasalbas marcó que hay sindicalistas que supieron ser parte del esquema de juego de Menem y hoy conservan poder y como contraparte destacó la resistencia del MTA, el líder de la UTA Juan Manuel Palacios y también a Saúl Ubaldini, entre otros. Para ilustrar cómo el menemismo le detonó poder al dirigente cervecero, Rocasalbas recordó: “El Congreso del Teatro San Martín fue el inicio de una etapa generada adrede para partir la CGT y forjar una central obrera paralela”.

Para circunstancias graves el periodista también señaló a la dirigencia sindical ferroviaria “que permitió el desmantelamiento de los servicios de trenes de carga y pasajeros, como también el despido de miles de trabajadores ferroviarios sin que la voz sindical levantara el tono”.

Rocasalbas apuntó además que en 1997 se instaló la Carpa Blanca Docente frente al Congreso y que la implosión de la CGT dio lugar al nacimiento de la CTA, “es justo reconocerlo”, realzó.

Maradei eligió un zoom para invitar a la reflexión de “cómo el peronismo clásico interpela al sindicalismo según pasan los años. Y allí podemos incluir políticas de ajuste, achicar el Estado, flexibilización y otros puntos. Con Néstor Kirchner el refuerzo al empleo industrial y cierta fortaleza ante la patria financiera, entre otras medidas, el sindicalismo peronista se reubica. Por allí incluso se puede explicar el revival metalúrgico que lleva a Abel Furlán a su liderazgo. Pero también corresponde recordar que con Cristina como presidenta las distancias de algunos sindicatos y su gobierno se concretaron en cuestionamientos hoy vigentes en el Frente de Todos sobre que el kirchnerismo no es peronismo”.

En cuanto a otras huellas no tan lejas y descriptivas, incluso de lo que podría asomar en 2023, Maradei recordó que Macri encontró en Gerónimo “Momo” Venegas (Uatre) “a un peronista tradicional que bajo esas alas neoliberales le brindara conchabo político. Tal alineamiento generó un econtronazo de la Uatre con otros sectores del sindicalismo”.

A modo de postdata sólo recordar que por estos días la CGT debatió semanas entre marchar o no, en hacerlo contra nombres y apellidos o contra nadie. Se cruzan lanzas por paritarias versus bonos como también hay dirigentes que no escarmentaron ni en 1997, ni cuando tuvieron primero como ministro de Trabajo a Jorge Triaca, luego devaluado a secretario, con un stock a pleno de reformas laborales y esencia neoliberal, porque aseveraban “lo conocemos de chiquito”, hecho que no gravitó.

Por Luis Autalan para BaeNegocios

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